Los Decreta siguen vivos 831 años después

Una lectura pública en la plaza de San Isidoro sirvió para recordar las Cortes de Alfonso IX

A. Martínez
13/04/2019
 Actualizado a 17/09/2019
Profesores, escritores, periodistas y otros muchos representantes de la sociedad y la cultura participaron en la lectura de los Decreta. | SAÚL ARÉN
Profesores, escritores, periodistas y otros muchos representantes de la sociedad y la cultura participaron en la lectura de los Decreta. | SAÚL ARÉN
El bagaje histórico y cultural de León es amplísimo, pero quizás el mayor legado que nos dejaron nuestros antepasados fueron los Decreta, como germen de la convivencia democrática de la que disfrutamos hoy en día.

Es por eso que la sociedad leonesa participó este sábado en el acto de conmemoración de las Cortes del año 1188, organizado en la plaza de San Isidoro por los escritores leoneses Juan Pedro Aparicio y José María Merino.

Es el tercer año que se lleva a cabo este acto, que consiste en la lectura pública de los Decreta emanados de una asamblea presidida por el joven rey Alfonso IX y que la Unesco ha reconocido como cuna del Parlamentarismo por haber tenido en cuenta por primera vez a los representantes del pueblo llano, que pudo sumar al fin su voz a las de la nobleza y el clero.

Este acto ciudadano surgió con el objetivo fundamental de poner en valor la historia leonesa, que muchas veces ha estado «ciertamente oscurecida», según defienden cada año los dos escritores que lo organizan.

En todo caso, cabe recordar que este año los Decreta han estado más vivos que nunca pese a tener ya 831 años de edad, ya que sonaron con fuerza a las puertas del Congreso de los Diputados en el marco del acto institucional organizado para reconocer la importancia de la cuna del Parlamentarismo.

Y junto a los Decreta, los pendones fueron también protagonistas de un acto en el que pudieron lucir por vez primera su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).

Profesores, escritores, periodistas y otros muchos representantes de la sociedad y la cultura fueron leyendo cada uno de los Decreta, que recogen el pálpito de una sociedad discreta y honrada que fue capaz de hallar el equilibrio entre la monarquía y la ley justa en una época en la que el abuso de poder era la norma en la Europa feudal.

En aquella asamblea del año 1188 nació un importante compromiso normativo que obligaba a todos los colectivos presentes, empezando por el propio rey. Es por eso que puede decirse que los Decreta son una recopilación precisa y clara de normas de sencilla comprensión que apuntaban ya hace 831 años a la universalidad de los derechos humanos y dejaban ver además un claro sentido práctico y una gran equidad a la hora de regular en función de las circunstancias del momento y del lugar.
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