Los comedores más delicados

Todo aquello que tiene que ver con los comedores escolares resulta especialmente delicado, por razones obvias. Resulta delicado el menú de los alumnos para que disfruten de una alimentación saludable, y resulta delicado todas las informaciones que tienen que ver con cualquier tipo de incidencia que tenga como origen uno de estos comedores. Hemos padecido, en esta misma provincia, casos verdaderamente sangrantes, como la aparición de gusanos en los platos, lo que desveló una forma de actuar, la llamada línea fría, que deja mucho que desear, sobre todo si se tiene en cuenta que alumnos leoneses terminaban comiendo alimentos cocinados nada más y nada menos que en Málaga. Otra incidencia, que no resulta comparable, ha sucedido recientemente en el colegio público de Toral de los Vados, donde saltó la alarma al encontrar uno de los alumnos lo que le pareció un gusano pero terminó siendo, o al menos eso decía el informe «visual» de un veterinario,un rastro vegetal. Los padres no quieren mandar a sus hijos al comedor y es más que probable que la alarma sea infundada. No se puede generalizar con todas las empresas que se dedican a este tipo de servicios, y la prudencia, que es lo primero que se pierde (también por parte de algunos medios de comunicación y de algunos partidos políticos demasiado deseosos de emitir notas de prensa) debería predominar hasta el final. Aclarar lo que ha pasado es necesario antes de emitir juicios de valor o de buscar culpables precipitadamente. En cualquier caso, la problemática de los comedores escolares se solucionaría apostando por lo que dicen nuestras instituciones que apuestan: productos leoneses. Su uso en los comedores escolares beneficiaría a nuestra economía, se generaría empleo y se comería de forma mucho más saludable.