Los casos de cáncer de mama crecen un 20% en ocho años

Es el tumor más registrado en el Hospital de León, que se diagnostica en Anatomía Patológica, puesto que se contabilizan 220 cada año

Sergio Jorge
08/06/2015
 Actualizado a 15/09/2019
El doctor de Anatomía Patológica del Hospital de León, Emiliano Honrado, en su despacho.
El doctor de Anatomía Patológica del Hospital de León, Emiliano Honrado, en su despacho.
El cáncer más diagnosticado en el Complejo Asistencial Universitario de León es desde hace varios años el de mama. Así se desprende de los datos del Registro Hospitalario de Tumores y también lo atestigua uno de los médicos del departamento de Anatomía Patológica del centro sanitario, Emiliano Honrado. Y es que sólo en los últimos ocho años el número de casos «ha aumentado un 20%», al registrarse 220 al año.

Sobre las causas de este importante aumento del número de casos en los últimos ejercicios en el área sanitaria de León, asegura que se desconocen, pero también explica que «las campañas de diagnósticos son ahora mayores, por lo que se detectan antes, pero eso no supone que haya más». Eso sí, Honrado también subraya que «cuanto antes se encuentre el tumor, antes se puede tratar e incluso se puede evitar la quimioterapia».

Uno de los objetivos de este departamento es utilizar marcadores para saber qué tipo de cáncer es y qué tratamiento es el ideal Es precisamente el diagnóstico precoz uno de los mayores avances en este departamento del Hospital, ya que actualmente se están «haciendo unos test moleculares PAM-50 con los tumores más pequeños, los que son de menos de 3 centímetros», y con los que se puede saber si «el estrógeno es positivo, por lo que no tienen ganglios». Con estos resultados, lo que se logra es que el paciente «no tenga que recibir un tratamiento de quimioterapia», el más agresivo. Son por tanto «los que más grado de supervivencia registran».

Este departamento es el que se encarga principalmente de analizar las muestras de los pacientes y, «en una semana», tratar de averiguar el tipo de cáncer que el paciente tiene y, posteriormente, saber qué tratamiento es el ideal para cada caso».

Pero una de las grandes revoluciones que se está dando en este campo es hacer «la determinación del marcado de una proteína, el HER-2». «Los tumores que tienen sobreexpresión de esa proteína o ampliación del gen responden mucho mejor a los tratamientos de quimioterapia», destaca Honrado.

Esto se logra gracias a que «tanto en mama como en otros tumores, se buscan marcadores que puedan ser atacados de forma especial, sobre todo receptores que son fáciles de atacar». El objetivo es, al fin y al cabo lograr saber con mayor exactitud qué tipo de cáncer es el que tiene el paciente para así enfocar el mejor tratamiento.

Otro ejemplo en este aspecto es «el estudio de la glándula centinela». «Utilizamos un método molecular OSNA, que se basa en la detección de la cicotradina 19 que se expresa principalmente en el cáncer de mama, una forma muy sensible y específica para detectar células en un ganglio linfático que te permite no quitar la axila», especifica el doctor Honrado. «Si ese ganglio es negativo, no hace falta quitar la axila», aclara, por lo que se evitan «los efectos secundarios» de esta intervención.

En Anatomía Patológica se analiza la biopsia que se ha hecho al enfermo y se instruye sobre qué terapia es la más adecuada Y es que tal y como resalta este profesional del Hospital de León, «se ha avanzado mucho en la mejora de la calidad de vida de muchos pacientes» con este tipo de estudios, denominados coloquialmente «a la carta», ya que permiten ser muy exhaustivos con los diagnósticos, lo que se traduce en un tratamiento mucho más concreto.

«Es al fin y al cabo estudiar bien a los enfermos para que cada uno lleve el tratamiento que necesita, ni más ni menos», resalta Honrado, que recuerda que antes se hacían de una forma más lineal, perjudicando a los pacientes que con las técnicas actuales podrían recibir terapias mucho menos agresivas.

El trabajo en este departamento es por tanto vital para conocer exactamente el tipo de cáncer. En siete días, los responsables de las pruebas encuentran los detalles para que se puedan conocer todas sus singularidades y el paciente reciba el tratamiento.

Después, una vez que se ha aplicado la terapia correspondiente, la biopsia posterior vuelve de nuevo a Anatomía Patológica, donde Honrado y el resto del equipo comprueban si se ha corregido o no el tumor. «A veces vemos que no están los bordes limpios y entonces hay que volver a intervenir», señala.

«No vamos a dirigir al paciente, pero sí vamos a dirigir la actuación posterior con él», detalla, de ahí que sea de vital importancia que puedan utilizar estos marcadores para así comprobar el tipo de cáncer. El más temido, explica, es el «triple negativo, en el que no se expresan receptores de estrógeno, ni progesterona ni HER-2».
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