Los carros del futuro se diseñan en la ULE

Un revolucionario prototipo se utilizará en servicios de lavandería de hospitales y hoteles

Víctor . Vélez
11/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Los profesores Rubén Ferrero y Luis Panizo posan con dos modelos del carro que ya han patentado a nivel europeo. | SAÚL ARÉN
Los profesores Rubén Ferrero y Luis Panizo posan con dos modelos del carro que ya han patentado a nivel europeo. | SAÚL ARÉN
Al pensar en un hospital, lo primero que viene a la cabeza es batas, inyecciones o quirófanos. Al igual que sucede en un hotel con los botones, el servicio de habitaciones o el minibar. No obstante, tanto en el primer supuesto como en el segundo, no se tiene en consideración un elemento tan imprescindible como desconocido: los carros de lavandería. Unos carros que en los hospitales y hoteles del futuro serán optimizados gracias al trabajo desarrollado desde la Universidad de León (ULE). Luis Panizo y Rubén Ferrero, profesores de la Escuela de Ingenierías, han creado un prototipo de plástico que mejora a los actuales en comodidad y prestaciones.

Su invento, para el cual están ultimando un proyecto empresarial, comenzó de la mano de su socio Luis Bandera quien, después de haberse dedicado durante décadas al sector de la lavandería, les planteó la necesidad de optimizar estos carros para el transporte de textiles. Durante dos años han desarrollado y registrado su idea, la cual ha sido la primera clasificada en el concurso de prototipos de la Fundación General de la Universidad de León y de la Empresa (Fgulem).

Una de las principales limitaciones que plantearon superar fue la imposibilidad de lectura de códigos de trazabilidad en los carros metálicos de hospitales y hoteles por la ‘jaula de Faraday’ creada en torno a ellos. Por ello, diseñaron un prototipo en plástico reciclable con una mínima parte metálica que permitiera la lectura y de paso ayudara a soportar los 300 kilogramos de carga. «Antes con la estructura metálica no se podían leer los códigos de los textiles. Ahora cada sábana o cada albornoz tiene uno en la etiqueta que antes no podía interpretarse», apunta Panizo.

Ligeros y customizables

De esta manera se logró un diseño más ligero, de 45 a 15 kilogramos, que permite que se puedan cargar 30 kilogramos adicionales y que en el envío a través de una furgoneta estándar supondrían hasta media tonelada más de ropa. Una optimización que también es espacial, puesto su diseño permite que puedan plegarse unos contra otros. «Estos carros ocupan mucho espacio en las lavanderías industriales y hay unos 100.000 en España, así que se puede ahorrar mucho espacio», asegura este profesor universitario.

Más ventajas del prototipo nacido en la ULE son su mínimo impacto ambiental, el aumento de su vida útil o una fácil reparación basada en la sustitución de piezas. «En los carros anteriores había que soldar las varillas metálicas porque causaban muchos accidentes», apunta Panizo poniendo el foco también en una mayor seguridad para los trabajadores.

La propuesta de estos ingenieros leoneses también incluye un carácter antibacteriano que no hace necesario empaquetar cada prenda o sábana en bolsas. Su diseño en plástico también abre la puerta a que los carros puedan personalizarse con la imagen corporativa de un hospital o empresa, consiguiendo un resultado más atractivo.
El proyecto empresarial

Al fin y al cabo, una buena idea se diferencia de otra que no lo es en que uno se pregunta cómo no se le ha ocurrido a nadie antes. Estos carros plantean un horizonte empresarial cercano y basado en que no existe ninguna patente similar a nivel mundial. «Ya hemos hecho el registro industrial europeo. Pero las patentes caducan, así que estamos buscando los fabricantes y hay dos interesados en España», comenta el profesor Luis Panizo.

Los responsables del proyecto confían en que las primeras unidades se comiencen a vender «a comienzos del verano». Dos o tres meses «como máximo» para ponerlo en marcha en un «proyecto avanzado que ya está pensando dar el salto a Latinoamérica».

Actualmente en España hay unos 100.000 carros de este tipo, aunque no se ven porque están escondidos en los hoteles y en los hospitales. Unos hoteles y hospitales que, según explica Rubén Ferrero, «no son los destinatarios finales a los que vender, puesto que las lavanderías son quienes se lo ofrecen mediante renting». «Las necesidades de sustitución son de un 10 por ciento al año, por lo que hay un montón de posibilidades», apunta este profesor de la Escuela de Ingenierías.

El hecho de controlar el número de lavados de cada textil y saber cuándo toca sustituirlos es lo que, presumiblemente, hará triunfar a la idea. «Por ejemplo, en hoteles de cinco estrellas hay un ciclo de lavado de 50. Antes no había control, todo era aproximado y las pérdidas eran cercanas al 20 por ciento», expone.

Como ya hicieran en febrero en el concurso de Fgulem, fundación que les prestó el dinero para diseñar estos prototipos, los cuatro miembros del equipo irán a defender su proyecto a Portugal durante los primeros días del mes de abril. Cuatro miembros, porque además de los dos ingenieros y del apartado empresarial comandado por Luis Bandera, Javier Alfonso Cendón redactó el proyecto y se encargó de comprobar la viabilidad del modelo de negocio. Un negocio que esperan hacer con ‘un invento del siglo XXI’ nacido en León y que se paseará por los hospitales y hoteles del futuro.
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