Los candidatos a rector de la ULE, cara a cara

Juan Francisco García Marín y José Luis Chamosa responden a un cuestionario en profundidad sobre sus proyectos

D.L. Mirantes
28/02/2016
 Actualizado a 14/09/2019
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–¿Qué tres palabras definen mejor su proyecto en esta campaña electoral?
J.F.G.M– La ilusión, las ganas de trabajo y la experiencia y profesionalidad.
J.L.C.– Ilusión, espíritu de trabajo y confianza en el futuro.

– ¿Cuáles son los tres principales valores de la ULE?
J.F.G.M– Que es una universidad que debería mirar hacia el futuro, la excelencia en algunas titulaciones y que la ciudad cree en ella.
J.L.C.– Gran capital humano, amplia oferta formativa y grupos de investigación competitivos.

– Y los tres aspectos más negativos a día de hoy de la ULE.
J.F.G.M– La formación del profesorado, crear vías para que los investigadores y los profesores puedan desarrollar adecuadamente su labor y más transparencia para que la gente pueda involucrarse.
J.L.C.– Estructura de gestión, capacidad de análisis del entorno para ofertar nuevas titulaciones e intentar fortalecer las sinergias con el entorno para que la visibilidad de la institución sea la que se merece.

– ¿Cómo es la situación económica?
J.F.G.M– Parece que es buena o, al menos, no es peor que la de otras universidades.
J.L.C.– Afortunadamente, hoy estamos en una situación financiera consolidada y sostenible.

– ¿En qué universidad española le gustaría mirarse como espejo?
J.F.G.M– Podría decir que las están primeras en todos los rankings como la Autónoma de Barcelona o la Autónoma de Madrid o universidades de ese tipo. Pero deberíamos mirar hacia universidades de menor tamaño como la de Alicante, que nació a la vez para ver qué ha pasado y cómo han conseguido sus logros.
J.L.C.– Es difícil decir una. Me gustaría que en el perfil internacional fuera como la Carlos III, que la oferta en titulaciones en ciencias y ciencias experimentales fuéramos como la politécnica de Madrid o Barcelona. Me gustaría que nivel humano sigamos siendo como somos.

– ¿Cuál es la solución al envejecimiento del profesorado?
J.F.G.M– Tiene que haber una formación, más plazas de ayudante. El dinero se tiene que quitar del capítulo de personal o de cargos académicos. Se tiene que dirigir a formar ayudantes y profesorado joven o incrementar las becas de investigación de la propia universidad, que también se han recortado.
J.L.C.– Una planificación plurianual y un consenso amplio entre todos los colectivos que forman parte del profesorado de la ULE para tratar de organizar las sustitución generacional.

– ¿Cómo ayudar a los estudiantes titulados a acceder al mercado laboral?
J.F.G.M– Por ejemplo, pueden hacer prácticas desde primero, ya que son gente que tienen ilusión por hacer una carrera y desarrollar un trabajo. A partir de ahí, pueden estar varios años en esa empresa para que los conozcan bien y puedan entrar por esa vía. También hay que incrementar el número de empresas con las que colaboramos y si hay que crear otros estudios que orienten mejor a la formación de los alumnos, pues crearlos.
J.L.C.– Dando visibilidad a todas las ofertas que existen. En muchos casos no somos buenos en hacer llegar a los estudiantes los instrumentos de los que disponen. Pero sobre todo negociar mucho con el entorno productivo para que existan más ofertas de trabajo.

– ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor del mandato de su predecesor?
J.F.G.M– Lo peor es la inmovilidad, el inmovilismos, ese ir para atrás, tenemos que ahorrar... Y lo bueno, que sólo ha desparecido una titulación.
J.L.C.– Lo mejor ha sido su capacidad para afrontar una situación difícil sin renunciar a sus principios. Lo peor han sido las circunstancias en las que ha habido que trabajar para lograr sus objetivos.

– Si gana, ¿Qué le gustaría que se dijese de usted cuando deje el Rectorado?
J.F.G.M– Que he sido un rector cercano que ha atendido las peticiones de todas las personas y que se ha movido todo lo necesario para conseguir todos los medios para que esta universidad sea la universidad que se merece León.
J.L.C.– Que intenté por todos los medios conseguir que la ULE fuera mejor como institución y que tanto sus alumnos como sus profesionales fueran mucho más competitivos.

– ¿Qué destacaría, en positivo, de su rival?
J.F.G.M– No lo conozco demasiado personalmente, pero sé que es un buen profesor, que ha sido decano de la facultad de filosofía y es una persona correcta y educada en todos los sentidos.
– Yo creo que el solo hecho de presentarse e intentar ofertar a la comunidad universitaria un proyecto de futuro es importante.

– ¿Qué grandes cambios le gustaría hacer en la universidad?
J.F.G.M– Lo primero que tiene que cambiar es la estructura de la universidad para que sea más ágil y directa tanto con el personal como con el exterior. No es sólo corregir errores, es profesionalizar un poco más la universidad. No solamente profesores, también personal de administración y servicios y renovar plantilla para que entre gente joven.
J.L.C.– Hay tres principios que tienen que guiar el proyecto y tienen que ser la formación permanente de la plantilla de la universidad, ser capaces de incorporar los avances tecnológicos al trabajo de todos los días y la mejora en la gestión no solo económica y financiera, sino también en los recursos humanos y los procedimientos y los procesos para ser más eficientes y resolver mejor los conflictos.

– ¿Qué solución ve a la disminución de alumnos?
J.F.G.M– Hay que ofrecer titulaciones que no solamente sean atractivas, sino que también tienen que tener calidad. No nos podemos basar exclusivamente en cuántos alumnos podemos captar y cuántos títulos podemos expedir. Debemos pensar en qué profesionales de buena calidad y en qué titulaciones podemos formarlos. El resto viene dado. No obsante, también hay que difundir y dar a conocer a la Universidad de León.
J.L.C.– Además de a la población de entre 18 y 25 años tenemos que dirigirnos a franja de más de 25 años para la formación para toda la vida que, no obstante, es un mandato de la UE en el horizonte 2020 y una necesidad de una sociedad compleja desde el punto de vista productivo. En segundo lugar hay que tratar de aumentar el público tradicional que tienes con medios no tradicionales, como es la enseñanza online y la enseñanza semipresencial, que son dos formatos que tenemos voluntad de fortalecer creando un centro de formación online.

– Respecto a la internacionalización, ¿qué propone para seguir creciendo?
J.F.G.M– Es una obligación de toda universidad, no es algo a mayores. No podemos ser la última universidad de Castilla y León en número de estudiantes extranjeros incluso por detrás de Burgos. Hay que mirar que proyectos podemos hacer con otras universidades y aprovechar y conocer todo el entramado de contactos y proyectos de los propios profesores e investigadores para ver cómo puede aprovecharlos la Universidad de León.
J.L.C.– Tenemos que pensar en que nuestro primer socio comercial y formador es la UE y tenemos que hacer que exista una oferta formativa atractiva para alumnos de la UE y que no solo venga a pasar un periodo como Erasmus.  Pero no todo es tarea de la ULE, el Estado tiene que hace un esfuerzo por dar visibilidad al sistema universitario español.

– ¿Por qué razón el porcentaje de participación en las elecciones es tan bajo?
J.F.G.M– No es tan bajo. El estamento que participa menos son los estudiantes, pero si fuera superior al 50%, mejor.
J.L.C.– Esto nos debería hacer reflexionar porque es preocupante que la parte fundamental de la comunidad universitaria no parece implicarse en número suficiente en las decisiones. Tenemos que mejorarlo, pero aún no sabemos cómo hacerlo, pero también influye el ruido que se genera en la información.

– ¿Por qué se presenta a rector?
J.F.G.M– Para intentar que esta universidad seabuena, con proyección nacional e internacional de sus títulos y que pueda devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad le da.
J.L.C.– Tengo más de 30 años docentes en la ULE y fuera de la ULE, experiencia en gestión como secretario y director de departamento, como decano... Creo que en este momento estoy en condiciones de ofrecer una experiencia que puede ser un valor para la comunidad universtaria. También por el momento de la vida en el que estoy, me ilusiona comprometerme con el futuro de mi universidad.
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