"Los adictos al juego son cada vez más y son cada vez más jóvenes"

Desde la Asociación Leonesa de Ayuda al Ludópata critican la falta de control de los que se auto prohíben y piden que se censure la publicidad

I.H.
27/03/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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A cada persona que tiene problemas con el juego (enfermos, pues la ludopatía está considerada por la Organización Mundial de la Salud, OMS, como una enfermedad) hay que multiplicarla por tres si se quiere tener un alcance real del problema. Así lo exponen desde la Asociación Leonesa de Ayuda al Ludópata, con sede en Cardenal Landázuri, 7, argumentando que la familia está tan afectada como el ludópata porque es un trastorno que salpica a todo el entorno del enfermo.

Dolores Cao, psicóloga de la asociación, afirma que son plenamente conscientes de la proliferación de las casas de apuestas en León en estos últimos años, de eso y de cómo «ha precipitado mucho el que haya más jugadores y, sobre todo, que cada vez sean más jóvenes, porque el perfil del jugador ha cambiado mucho». Tal y como explican, hasta ahora el perfil se enmarcaba en personas de entre 35 y 45 años de edad siendo el problema por excelencia el de las ‘tragaperras’, pero actualmente, sostienen, el ‘juego-problema’ empieza en edades más tempranas y son las apuestas deportivas, con la circunstancia agravante de que a la máquina ‘tragaperras’ «hay que ir y para las apuestas tienes la opción on line, que no te tienes que mover del sofá y están disponibles 24 horas de 24». Además, aunque tradicionalmente la adicción al juego estaba más vinculada al hombre, la diferencia también se ha ido igualando y cada vez más mujeres sufren este trastorno.

Los jóvenes son su principal preocupación. Cuenta María Jesús Domínguez, trabajadora social de la asociación, que el inicio de la ludopatía es casi siempre social y que los jóvenes en los últimos años han cogido la costumbre de reunirse en los lugares de apuestas «porque les ofrecen, les atraen con bebidas gratis, partido gratis... dentro de ese grupo apuestan y no está mal visto, ese es el problema de la publicidad, que normaliza el juego cuando puede convertirse y de hecho se convierte muchas veces en un problema muy grande». Se inician en grupo, pero cuando el juego se convierte en adicción ya pasa a ser personal, la compañía les molesta.

Según detectan desde la Asociación, aunque existe un registro de ‘auto prohibidos’, en realidad dos, uno autonómico y otro nacional, la eficacia es escasa por la falta de control. Por un lado, aunque el adicto se haya inscrito «cuando llega al local no le piden el carné, con lo cual, entra; y por otro, el hecho de que haya dos registros hace que si yo me inscribo en el de Castilla y León, me puedo ir a Oviedo a jugar que nadie va a prohibírmelo, lo adecuado sería un único registro a nivel nacional».

En todo caso su principal crítica se dirige contra la publicidad porque »en este momento es exagerada, y esa publicidad lo que hace es afectar muchísimo a las personas que ya están enfermas, pero también afecta mucho a personas que van a desarrollar la enfermedad sin saber, en muchos casos que es eso, una enfermedad, crónica, que causa mucho sufrimiento al adicto y a la familia del adicto». Ante esto piden soluciones, la más evidente: «Que igual que en su día se prohibió toda publicidad en cuanto al consumo del alcohol y del tabaco porque se comprobó que provocaba que se incrementara ese comportamiento que era malo para la salud, que se haga lo mismo con el juego porque se está convirtiendo en un problema social muy importante».
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