Durante el año 2015, 1.050 accidentes tuvieron como causa algún animal, según los datos registrados en la Dirección General de Tráfico. Más de un millar de siniestros por tanto en el que el vehículo no pudo esquivar la sorpresiva aparición en medio de la carretera, y supuso así una salida de vía o un choque.
Los que más ‘peligrosos’ fueron sin duda los corzos, porque 586 accidentes se debieron a estos cérvidos que por su tamaño son especialmente dañinos para los vehículos y pueden incluso suponer un grave problema para el conductor. También los jabalíes, que fueron en su caso 379 durante el pasado año. Son por tanto los dos grandes animales que causan siniestros en la provincia, algo que sucede todos los años, ya que en 2014 fueron 486 y 370 respectivamente. De hecho, todos los ejercicios son siempre más de 500 los provocados por estos cérvidos, y cerca de 400 en el caso de los otros mamíferos.
A gran distancia, y como causantes también de accidentes, se encuentran los zorros, que provocaron 23 siniestros durante en 2015, así como los ciervos, con 18, y las liebres, con 4. El listado se completa con dos de ave, dos de lobos y uno de conejos.
También hay que añadir que otros animales fueron causantes de doce accidentes, entre ellos el que tuvo lugar en la madrugada del pasado sábado 19 de diciembre, cuando una yegua motivó que el tránsito de un vehículo por la carretera CL-626 terminara de forma trágica:un joven de 25 años falleció en el término municipal de Cabrillanes. Las imágenes de este siniestro no dejan lugar a dudas de lo peligroso que es cruzarse con un gran animal y no poder esquivarlo, sobre todo cuando es a altas horas de la noche.
La estadística de la DGT deja además en el aire varios accidentes sin que se puedan identificar los animales que provocaron el siniestro, un total de 23 el aó pasado, aunque en 2014 fueron 15.
Modificación de la ley
Hay que tener en cuenta además otro aspecto muy importante, porque la ley de seguridad vial se modificó en 2014 para que la responsabilidad del atropello al animal recaiga totalmente sobre el conductor, por lo que se le culpa del accidente, algo que es más problemático en las zonas rurales, donde es más probable que tengan lugar este tipo de siniestros con animales, y donde se deja de lado la posible negligencia de los dueños de los animales o de los que se sirven de ellos, como puede suceder en los cotos de caza. De hecho, en la normativa se especifica que "en accidentes ocasionados por atropello de especies cinegéticas en las vías públicas será responsable de los daños a personas o bienes el conductor del vehículo, sin que pueda reclamarse por el valor de los animales que interrumpan en aquellas".
Eso sí, se establece una excepción, y es que el accidente tenga lugar en las 24 horas siguientes a que se celebre una acción de caza mayor, en la que la responsabilidad pasa a ser del titular del coto o terreno. Aunque si el seguro contratado por la víctima no los cubre, entonces no tendría derecho a indemnización.