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Los 100 días de Ferrando

22/10/2015
 Actualizado a 13/09/2019
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Llega Juan Ferrando al centenario al frente de la Cultural horas después de que su equipo hiciera disfrutar al aficionado. Es su primer gran triunfo. No abundan partidos de ese calibre en una categoría donde la vistosidad brilla por su ausencia. Aterrizó con la desbordante ilusión de quien debuta en los banquillos de su país y en un proyecto al alza. Padeció una pretemporada atroz en su confección, realizó apuestas personales por el momento decepcionantes, vio como llegaban jugadores ‘de su padre y de su madre’ y, pese a la insistencia, cerró la plantilla con jugadores de segunda fila. Armó un equipo sobre la marcha, casi a ciegas, con el inagotable trabajo y unos grandes compañeros como fórmula. Las primeras jornadas no trajeron los resultados esperados, más en lo estético que en lo efectivo.

Se arrimó al toro, se postuló ante las críticas, se metió en la piel del aficionado, charló abiertamente de fútbol. Su ¿pecado? de juventud fue ir de cara, con su verdad por delante. Dos cornadas, propias y ajenas, le pusieron alerta. Los dirigentes echaron por tierra su discurso y se abrió una etapa de cierta tensión interna. «Más energía en el día a día y menos pérdida de tiempo en cuestiones que escapan de tu competencia», debieron exigirle. Cortadas las alas, su transformación salta a la vista. Cara larga, respuestas breves, preguntas que incomodan. Ferrando es el tipo extrovertido y dicharachero de agosto y no el “disfrazado” de hoy. Ojalá los resultados traigan normalidad y vuelva a ser él mismo, sin cortapisas. La fórmula es coherente: un club de formación dirigido por una Academia en manos de un técnico que necesita horas de banquillo respaldado por una excelente formación. La clasificación aprieta. Si ganas, escalas; si pestañeas, caes al hoyo. Ahora que ha vuelto a Aketxe, solo falta encontrar la mejor fórmula defensiva. ¿Tejedor de central?. Va siendo hora.
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