19/03/2023
 Actualizado a 19/03/2023
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A propósito de la nueva crisis bancaria de Estados Unidos hemos podido escuchar que clientes y ahorradores no tendrán que sufrir las pérdidas, pero no habrá rescate para los inversores: «Hicieron una apuesta a sabiendas, y la perdieron. El capitalismo funciona así». Es cita literal y no lo ha dicho Echenique o Yolanda Díaz, sino Joe Biden.

Lo siento, Joe, pero no funciona así. Seguro que lo sabes y tienes que salir a decir lo contrario con esa pinta de abuelete despistado que cultivas, pero ten por seguro que no cuela. Ya lo hemos vivido. Rajoy y De Guindos tenían aspecto de engañarnos a todos pero nos hubiera gustado creerles porque la cosa estaba muy mal y, aprovechándose de esa necesidad, se atrevieron a afirmar con aplomo que no íbamos a pagar nada por los errores de unos pocos privilegiados. Pagamos. Y nadie se ha hecho cargo. También te digo que no desagrada del todo que se escuche alto y claro: así funciona el capitalismo. Aunque solo sea teoría.

Tal como parece, los chicos del Valle del Silicio se montaron un banco propio para sus prósperos negocietes de internet y, gracias al amigo Trump, se liberaron de guardar dinero para imprevistos, según había regulado Obama tras la crisis de 2008. La cabecita loca de Donald dejaba a los chavales que jugaran con su dinero como jugaban con las redes donde le ponían a escurrir. Irradiaban una riqueza gaseosa, alegre y juvenil. No rules. Pena que los muchachos, cuando la necesidad aprieta, recurran a lo tradicional: pedir. Se acuerdan de lo público, del Estado, esa antigualla polvorienta y ruidosa, y les alivia que exista la riqueza de toda la vida, la de los dólares pringosos y arrebujados. Resulta que cuando las cosas van mal el neocapitalismo neodigital y neotecnológico también funciona así: inversores, especuladores y demás ordeñadores de vacas gordas se vuelven ávidos y airados reclamando el auxilio de desconocidos.

Sucede que hemos vivido demasiados pelotazos o ‘estallidos de burbuja’ como los llaman, qué pomposo. Las ‘start-ups’ y demás canoros nombres en inglés acaban por reventar en la cara de los ahorradores de toda la vida o contra esa gente que ni siquiera puede ahorrar y, sin embargo, se ve obligada a tener una cuenta bancaria para vivir. Pagar por no tener dinero, no vaya a ser que haya que rescatar a algún bróker o algún hacker en apuros. Eso sí, antes de este bank run, los directivos del Silicon Valley Bank fueron los primeros en marcharse con su dinero, por si luego se debía algo. Osados y punterísimos empresarios.

Y ahora le toca a un banco suizo. ¡Suizo! Pero ya verás, Joe, quién paga ese pato. En realidad, el capitalismo funciona como dice Roig, el de Mercadona, con esa campechanía borbónica de los millonarios: «hemos subido una barbaridad los precios», comenta, al mismo tiempo que declara el aumento de beneficios respecto al año pasado y un sueldo y ganancias de marearnos. Lo siento, Joe, no te creemos.
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