Lo que el trabajo no da, el pueblo no lo presta

En dos municipios hay más parados que ocupados y sólo en otros dos el número de desempleados es cero

Isabel Herrera
31/07/2016
 Actualizado a 08/09/2019
Los habitantes de la provincia leonesa son pocos y mayores. | ICAL
Los habitantes de la provincia leonesa son pocos y mayores. | ICAL
Despoblados, envejecidos y sin visos de futuro. Es la triste realidad de la inmensa mayoría de los pueblos de la provincia de León pues, sin trabajo, no se puede asentar población y, según los últimos datos de ocupación laboral, en la mitad de los municipios de León trabajan como mucho dos de cada diez de sus habitantes y, en la práctica totalidad de ellos –salvo en dos, Escobar de Campos y Valdemora– hay personas que buscan empleo.

León ha entrado en bucle. Sin posibilidades laborales los vecinos en edad de trabajar salen de los pueblos en busca de una oportunidad (en la capital tampoco hay grandes opciones así que la mayoría de las veces hay que irse más lejos) y con ellos se marchan las expectativas de futuro, no hay reemplazo para los que quedan, que son mayores y cada vez menos.

Revertir esta situación es una tarea compleja, cada vez más. Poner en relación los datos de población (obtenidos a través del Instituto Nacional de Estadística) con las cifras de empleo y el número de parados (los últimos publicados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social referidos al mes de junio de este año) da como resultado un dibujo de la realidad provincial bastante desolador.

Actividades estratégicas

El declive de la minería ha pasado factura a un buen número de territorios, especialmente en la comarca del Bierzo, donde esta industria sostenía a buena parte de la población de forma directa a o indirecta.

Del sector del carbón no quedan en la provincia más que 627 cotizantes repartidos en 8 municipiosSigue pasando en otros municipios que una determinada actividad sostiene el futuro, como en Encinedo, un enclave que, por su situación habría estado condenado a la desolación de no ser por las pizarreras, que es lo que le permite presumir de dar empleo a 616 personas cuando tiene una población de 797 habitantes. La mayoría, asalariados del sector de la pizarra que viven en el propio pueblo o en localidades próximas y que permiten sobrevivir a los 51 autónomos censados en este municipio. Y es que si se analiza por sectores de actividad se ve cómo en los pueblos de menor tamaño todo lo que hay son un grupo de autónomos y muy pocos trabajadores por cuenta ajena.

Del sector del carbón no quedan en la provincia más que 627 cotizantes (buena parte de ellos en plena incertidumbre laboral) que se reparten entre los municipios de Bembibre (11), Igüeña (12), León (32), La Pola de Gordón (364), Toreno (130), Torre del Bierzo (26), Valderrueda (2) y Villablino (50).

Encinedo da empleo a 616 personas cuando su población no llega a los 800 habitantesPocos más quedan en el sector agrario, 1.221 trabajadores repartidos en pequeñas dosis por prácticamente toda la provincia, como pocos son los que cotizan como empleados de hogar, que suman 3.495 personas.

Después de ver el resultado de poner frente por frente la población de los municipios con los datos de ocupación y desempleo, se confirma lo que todo el mundo sabe pero nadie acaba de lograr revertir, el futuro de los pueblos pasa por crear opciones reales de vida.

Onzonilla, Hospital y Villadangos, tantos trabajadores como moradores

Con la otra cara de la moneda, el ejemplo de que la actividad laboral fija población. Son escasos, pero los hay. El caso de Onzonilla es quizá el más destacado, pero también el menos significativo por su enorme cercanía a la capital. Con una población de 1.758 habitantes censados alberga a 3.804 trabajadores (lo que tampoco le libra de ser víctima del desempleo, 130 personas están apuntadas a las listas del paro).

Mejor ejemplo sería el del ya citado Encinedo y su industria pizarrera o los de Hospital de Órbigo y Villadangos. En el primero hay 995 personas censadas y 951 trabajadores (evidentemente, no todos del pueblo). De ellos, la mayoría, 846 son trabajadores por cuenta ajena (empresas como Kraft o El Paso Honroso tiran hacia arriba de los números de empleo) y otro centenar están dados de alta como autónomos.

Y Villadangos del Páramo, en cuyo polígono industrial está la clave de que haya 1.103 trabajadores y otros tantos habitantes. El caso es el mismo, no es que todos los habitantes del municipio estén en activo y ocupados y trabajen allí, pero sí que crea tanto empleo como moradores tiene.

Otros pueblos que no salen mal parados en la comparativa son Santovenia de la Valdoncina o Valdefresno, ambos influenciados por la cercanía de la capital dando cobijo a un buen número de empresas que generan puestos de trabajo.

Barjas y Castrillo de Cabrera, dos municipios con más parados que ocupados

Mientras Escobar de Campos y Valdemora son los dos únicos pueblos de la provincia en los que no hay inscrito ni un solo parado (cabe señalar que tienen una población de 46 y 79 habitantes respectivamente y un número de trabajadores de cinco y diez), otros dos, Barjas y Castrillo de la Cabrera, destacan por lo contrario, por tener a más gente en paro que trabajando.

En el municipio berciano de Barjas, con 201 habitantes censados, no hay más que nueve personas cotizando a la seguridad social, cuatro como asalariados y cinco como autónomos, mientras que los que están inscritos en las listas del paro como demandantes de empleo son 17, casi el doble.

En Castrillo de Cabrera quedan 134 personas censadas y hay 14 trabajando, cinco en el campo y nueve por cuenta propia. Parados hay 16.
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