Lo que el ojo tampoco ve

20/09/2018
 Actualizado a 12/09/2019
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Hace tres o cuatro días titulábamos la imagen de este rincón de salida de La Nueva del día como ‘Lo que ojo no ve’, para recordarque detrás de todos los chavales que saltan a un campo de fútbol hay muchas horas de sacrificios que ya nadie ve, pero no solo de los chavales, de las madres y padres, del frío que pasaron...

Podría servir el mismo titular para hoy, pero por aquello de que no parezca que se nos olvidó de un día para otro lo cambiamos por este otro, que además de igual esconde lo mismo.

Porque detrás de todas esas fiestas, procesiones, romerías, rogativas, ferias, mercados medievales y no tanto, jornadas de hermanamiento con ciudades de todo el país, etc, en las que nuestros pendones lucen tanto como atraen a la gente, en las que nadie respira cuando los bailan, en las que aplauden los congregados porque saben que aquella tela significa mucho más de lo que podría parecer; en todas ellas, decía, también hay muchas horas que el ojo tampoco ve cuando observa el desfile.

Hay gentes anónimas y desprendidas que han dedicado muchas horas a documentar el pendón, a estudiar su historia, a argumentar sus colores. Hay muchos vecinos que han escotado y cosido las telas. Hay muchos jóvenes que los portan orgullosos. Hay artesanos que hacen los palos. Hay...

Hay muchas cosas que el ojo tampoco ve.Hay pueblos olvidados.
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