Lo que el fútbol ha unido

12/10/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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Ahora que Dios ha muerto, Marx ha muerto y la mujer de Jordi Pujol tiene la gripe nos queda el fútbol. Bueno, y Portugal, menos mal.

El martes, mientras el pelucas este que nos tiene en ascuas desde hace varios meses decía sin decir en mí que tan alta chorrada espero que no sé cuál fue su desafuero, vino a alegrarnos la tarde el Sporting de Gijón con su visita ¿Qué nos metieron p’alante? Bien se lo ganaron toda la tarde por las calles, toda la noche en la grada y a la vuelta en las gasolineras.

Cuando al vecino de café se le amargaba la cara preguntando lo de todos, ¿pero declaró la independencia?, la conversación mejoraba, a las caras se les quitaba el amargor cuando cambiaban la ventana de la tele por la de la calle y comentaban: «Mira, más del Sporting». Con su camiseta y su bandera, muchos cogidos de la mano para que el viejo ateo de pasado en el seminario pudiera decir aquello de «lo que el fútbol ha unido que no lo separe Puigdemont?». Y alguien añadiera: «¡Qué cansancio!».

Fueron listos en la grada y supieron explotar eso que nos une, el enemigo común, Valladolid. «Pucelano el que no bote», coreaban con la autoridad moral que les da saber que cuando viajan a Pucela no compran allí ni agua. Paran en el último bar de León a reponer.

No extraña que los antifutboleros cuando llegan al bar y ven «el tema» en la tele pregunten : «¿Pero no hay fútbol hoy?».

Ya lo decían ellos: «¡Qué bonito ye querese».
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