Lo que de verdad importa

Siempre he sido bastante cauto y he evitado meterme en charcos innecesarios en los que sabes que te vas a mojar, pero por otra parte, tampoco me he callado nunca nada y mucho menos escribiendo.

Es por eso que reconozco que no he llevado del todo bien las decenas de mensajes que han llegado esta semana a través de redes sociales, correo electrónico y demás vías de comunicación ofreciendo lecciones de periodismo que nadie pidió y a las que por supuesto no pienso atender, además de un buen puñado de descalificaciones e insultos que por habituales en esta profesión me niego a normalizar. Y es que por mucho que me resbale todo esto, a ver cómo llega uno a casa y le dice a su mujer: «Cariño, otro sitio al que no podemos ir de vacaciones».

Todo ello por una opinión en la que lo más grave que se decía era compararFuenlabrada con un polígono industrial. Lo vuelvo a escribir y más surrealista me parece aún que alguien se pueda ofender con ello. Puede parecerle desacertado a quien quiera, pero me niego a escribir sabiendo que al otro lado siempre habrá un ofendidito dispuesto a utilizar sus redes sociales sin remilgos.

A todos lo de esta vez, que a buen seguro no será la última, un pequeño consejo, mirad hacia dentro. En el Fuenlabrada hay un ejemplo al que mirar siempre y saber qué es lo que de verdad importa. Carlos Matallanas, compañero y analista del club madrileño, es un ancla al que agarrarse entre tanta tontería.