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Lo más parecido a una pandemia

12/05/2021
 Actualizado a 12/05/2021
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Lo más parecido a una pandemia que había visto en mi vida fue cuando en casa coincidimos los cuatro con una gripe de no menearse. También pandémica fue una varicela que un paciente cero nos contagió a unos cuantos en el garito de la peña por las fiestas del pueblo. Fue de tan solo una ola, pero de tal magnitud e incertidumbre que al principio nuestros padres ignoraban la enfermedad pensando que tan solo éramos víctimas de una manada de pulgas furiosas por lo curiosín que teníamos el chiringuito. Los negacionistas no son una novedad.

Lo más parecido al confinamiento que había experimentado en mi vidaantes de la irrupción del covid-19 había sido cosa de alguna veletada o de esas semanas de frío polar a modo temporal Filomena que quitan a uno hasta las ganas de asomar el hocico a la puerta de la calle. Es en esos días cuando más próximos estábamos a andar con mascarilla con la bufanda enroscada hasta los ojos y solo entonces se nos empañaban las gafas que ahora nos hacen vivir en la niebla perpetua. El toque de queda era la hora que de chavales nos ponían para volver a casa en las primeras noches que salíamos de fiesta, porque en las segundas ya volvías cuando te daba la gana y lo que pasaba al día siguiente era entonces lo más similar a un estado de alarma que habíamos experimentado. Hasta el año pasado aerosoles llamábamos al ‘flis-flis’ de olor nauseabundo con el que matamos las moscas en verano y la distancia social era la que guardabas con aquel a quien marcabas la cruz en un Expediente de Regulación de Amistad, ahora Expediente de Regulación de Empleo. Las cuarentenas era otro rollo y el tiempo se medía con sus correspondientes unidades de días y meses pero no por olas.

Nuevas acepciones para nuevos tiempos a la espera de recuperar la normalidad en la que, visto lo visto, lo que no cambiará es el significado de tonto.
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