Lo más del otoño berciano

10/11/2020
 Actualizado a 10/11/2020
Guardar
El Bierzo nos deja tener las cosas que son «lo más». En Cornatel tenemos un banco que es el más bonito de la comarca, en Las Médulas tenemos una explotación romana que es «lo más» en vestigios visitables de este tipo.En las cocinas tenemos un botillo cociendo que es «lo más»en la escala de los alimentos, no en vano este ostenta el cargo de rey de los embutidos. En las mañanas tenemos amaneceres desde Peñalba que son «lo más».Tenemos nieve en el Morredero, fría como la que más, paseos a Primout, a Palacios, Páramo, besos en Orellán que no pueden ser más. En las tardes tenemos el sabor a Mencía y Godello que son «lo más». Y en las noches tenemos una luna, que no es una luna más. Y en Barjas tenemos la mesa más bonita del mundo, rompiendo fronteras de belleza en un empuje de chauvinismo justificado. Porque el otoño berciano toma su nombre en el microespacio de un hayedo donde las fotos nunca encuentran la luz. Les ciega esa nebulosa que se abre desde las copas de unos árboles mágicos. Por eso guardan con celo la piedra de los poetas, en la que siempre se debe tropezar más de tres veces o las fervenzas en las que el agua se deja caer para demostrar que el sitio es ese. El Hayedo de Busmayor es el otoño berciano y quien no le haya rendido una mirada desconoce la textura de una estación que en el Bierzo es «lo más». La caricia al hayedo se ha hecho fuerte en los últimos años y ya es difícil escuchar los pasos propios arrinconando las hojas caídas sin el compás de los de otros. Allí nacen los gnomos y los trasnos . Salvaje, aunque domesticado con su mesa para convidados, el hayedo espera dejándose querer, ofreciéndose de lleno incluso a los que lo han puesto en jaque alguna vez.Las lágrimas de una comarca (que es más de lo más) apagaron las llamas que le amenazaban y el hayedo ahora sabe que tiene una deuda que paga vistiéndose con su mejor vestimenta cromática de otoño.
Lo más leído