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Lo fiable es el mar

25/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Confesó Albert Camus que en la profundidad del invierno aprendió que en él habitaba un verano invencible. El verano es un destino en sí mismo, una tregua sofocante para aguantar la insaciable carga de lo cotidiano. Un verano son todos los lugares donde uno pueda habitar la certidumbre. Arropado por el oleaje de los horizontes de agua o al cobijo de los frescos muros de las casas viejas que injertan las raíces. Se trata de un tiempo flexible y dócil durante el cual lo único importante es alimentarse de certezas.

La Reina Isabel II construyó su verano en la copa de uno de los enormes pinos del jardín del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso de Segovia. Allí donde jardín es ya bosque, que no deja de ser un jardín desordenado. Una cabaña a varios metros de altura donde su majestad acudía a coser mirando el Mar de la Sierra de Guadarrama. Es el enorme estanque que almacena el agua para que las fuentes monumentales funcionen y que quizá la monarquía bautizó así porque un mar era de lo poco que no podían disfrutar en aquella gigantesca finca. Cosía la reina, imagino, para llenar las horas y para zurcir el reino. En cada puntada de serenidad remendaba un verano.

No sé si Felipe VI tendrá por La Zarzuela alguna cabaña que lo aleje del constante ruido de la inestabilidad en el que se ha convertido la política española. Al menos esta vez Pedro Sánchez le ahorró las tediosas e inútiles rondas y rondas de contactos con los dirigentes de los partidos. Convocó una y el resto se las llevó el socialista a La Moncloa, por cortesía o irreverencia. Quizá para que el Rey tuviera verano aislado en sus certezas monárquicas y alejado de la incertidumbre del tacticismo parlamentario. Haya o no haya hoy gobierno los políticos han dejado Madrid sin verano en el país del verano constante para turistas. Desde la periferia se mira de reojo, hastiados y desesperanzados. Ninguno propone un proyecto para una España incluyente y dialogante que no exija la rendición de los contrarios. En verano lo fiable es el mar. De olas, de campos o de estanque.
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