Lo de Rubiales

Por Pablo Campos

L.N.C.
02/04/2021
 Actualizado a 02/04/2021
Pipo pelea por un balón dividido frente al Granada. | MAURICIO PEÑA
Pipo pelea por un balón dividido frente al Granada. | MAURICIO PEÑA
Hay una manera de no caer en los falsos encantos de la joya de la corona de la que quería presumir la Federación Española de Fútbol y que genera sombras a cada paso que da. Entre el silencio y las dudas transitan los bocetos previos. Sí, a poco más de cuatro meses de su puesta de largo la previsión brilla por su ausencia mientras crece la incertidumbre entre los clubes que más apostaron a inicios de la pandemia por aquella reestructuración, una liga más parecida al escalón superior que al inferior que salvara su pellejo ante el temor de la suspensión del torneo. Sin embargo, va camino de seguir siendo la Segunda División B, con menos equipos, pero con las mismas carencias, parecidas diferencias y escasas posibilidades de negocio.

Con el respeto que merecen los modestos equipos que se han ganado la gloria de bronce con el sudor de su frente y el buen hacer por encima de los megalómanos, un campeonato con el Calahorra, el Sanluqueño, el Amorebieta o el Internacional tiene escaso recorrido a nivel comercial y audiovisual, al menos en las condiciones exigidas. Y qué decir del control económico, del profesionalismo de la totalidad de las plantillas o del sueldo mínimo como pretendían los grandes, alguno de los cuales se perdió en estrategias y olvidó la pelota.

Por ello, la Cultural debe escapar de este pozo, menos profundo, aunque igual de oscuro, que se dibuja en la mente de Rubiales. Al final, Tebas es más que Rubiales, tiene más que ofrecer y juega la carta ganadora. Aunque parezcan el mismo perro, hay un collar dorado al que trata de agarrarse. El segundo paso comienza en Salamanca y no hay excusa. Idiakez cuenta, libra por libra, con una de las tres mejores plantillas del grupo. La solidez unionista, el formidable elenco de delanteros del filial celeste y la alegría zamorana no deberían frenar el recorrido de un equipo, el leonés, obligado a seguir en liza hasta finales de mayo para jugarse a dos partidos el salto al profesionalismo, el de verdad, no una mala copia.
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