LNC Cofrade: Penitencial

75 años de una procesión cuya esencia aún perdura

Carlos García Rioja
26/03/2022
 Actualizado a 26/03/2022
Virgen de la Amargura. | LUISMA PÉREZ
Virgen de la Amargura. | LUISMA PÉREZ
Si marzo de 1947 se iniciaba con la fundación de la Junta Mayor –tal y como se viene recordando con motivo de sus bodas de brillantes–, el mes concluía con la primera procesión organizada por esta entidad, la Penitencial de Mujeres, bautizada en origen como la «femenina del Silencio» y que, aquel año, salió a la calle el Lunes Santo.

Tal y como sucede con la propia intrahistoria de la Junta Mayor, la de esta procesión nace con anterioridad y muy apegada a Minerva. Así lo demuestra la inclusión de este desfile en la programación oficial de las penitenciales en 1943 y 1946 –estando también prevista para el Lunes Santo– y, en ambos casos, de la mano de la Vera+Cruz. Ninguno de los dos llegó a celebrarse.

Sin embargo, en 1947, la «Junta de Abades de las Cofradías» consigue sacarla, eso sí, con un protagonismo inequívoco de Minerva, pues será la Virgen de la Paloma –hoy de la Amargura– la que procesione en solitario, llegando a figurar con manto y corona a modo de Soledad. Al año siguiente, se sumará la «Piedad nueva» –la de Carmona lo hará de forma puntual– y, ya en 1961, el ahora Cristo del Desenclavo. Y prácticamente siempre lo harán a hombros de sus braceros.

Y si son las imágenes de Minerva las únicas en esta procesión de la Junta Mayor, las otras protagonistas son sin duda las mujeres leonesas pues, hasta entonces, solo alumbraban algunos de los pasos del resto de cortejos. Nace, pues, como contrapeso del masculino Silencio que, por aquel entonces, ya llevaba desfilando más de un lustro.

«Las mujeres dieron ejemplo» se pudo leer entonces de la naciente procesión en la que, en 1947, figuraron unas trescientas. Al año siguiente, con el cortejo trasladado al Martes Santo debido a la irrupción del Pregón, ya serían dos mil en una pugna –fruto de la época– en torno a cuál de los dos –Silencio o Mujeres– revestía mayor seriedad. Y probablemente fuese este último el que se ganó durante un tiempo los mejores calificativos.

La aparición de la Cofradía del Perdón en 1965 ocupando también esa jornada y la merma participativa, llevaron a que la procesión femenina languideciera hasta el punto de anunciarse en 1967 pero sin llegar a celebrarse. Se cerraba así un capítulo que continuaría en los orígenes del actual cortejo de la Amargura, vistos los mimbres con los que este fue configurado en los albores de los noventa.



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