LNC Cofrade: La Victoria

En las últimas décadas, la música cofrade –como la Semana Santa en su conjunto– ha evolucionado ostensiblemente: a mediados de los ochenta, las bandas en León se reducían a cinco, todas de cornetas y tambores: Jesús Divino Obrero, Minerva, Santa Marta, Jesús y Perdón.

La Banda de Música de las Siete Palabras, en 1988, y la Agrupación Musical de Angustias, en 1991, abrieron la puerta a nuevos estilos que iniciaron un cambio en la forma de entender la música cofrade, al que contribuiría notablemente la banda de Jesús que dirigía Luis Cañón, y en donde resultaría fundamental uno de sus componentes: Miguel Ángel Morán González, ‘Michi’.

Pero el verdadero punto de inflexión lo marcó la ‘I Muestra de Música en la Semana Santa’ que tuvo lugar el 20 de marzo de 1993 en la iglesia de Santa Marina la Real, en la que participó la banda hispalense de las Tres Caídas, poniendo de manifiesto las posibilidades que ofrecía una banda de cornetas y tambores y que, de alguna manera, motivó un giro en las formaciones leonesas: cambio en la instrumentación, introducción de partituras, más horas de ensayo, organización de conciertos, grabación de discos…

Y, de alguna forma inspirados por ellos, un grupo de músicos –muchos procedentes de la banda de Jesús– decidieron fundar la primera banda cofrade leonesa con carácter independiente –al margen de las penitenciales y gestionada por ellos mismos–, que procesionaría ataviada de uniforme: el 22 de abril de 1994, dirigida por Carlos Javier Blanco, se constituía formalmente la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Victoria, que tanto daría que hablar…

Aún sin uniforme, su ‘estreno’ tuvo lugar el 10 de junio –el pasado lunes se cumplieron 25 años– en las fiestas de Guardo; y días después, por san Juan y san Pedro, harían lo propio en León.

Con la vista ya puesta en su primera Semana Santa, la de 1995 –su concierto de presentación fue el 12 de marzo en San Lorenzo–, alrededor de medio centenar de músicos daban forma a este nuevo proyecto; pero el tiempo pasaba y no se concretaba su participación en ninguna procesión. Hasta que apenas dos meses antes de Semana Santa llamó la Esperanza de Málaga y cerró –por fin– su primer contrato. Comenzaba así una trayectoria ascendente que le llevaría a tocar tras pasos emblemáticos de la celebración pasional andaluza, como aún sigue haciendo hoy en día.