LNC Cofrade: Aquel viejo sueño

Más de medio siglo después, el Museo de Semana Santa es hoy una realidad

Carlos García Rioja
13/03/2021
 Actualizado a 13/03/2021
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El asilo de las Hermanitas, la iglesia del Hospicio, el local contiguo a Santa Nonia, el edificio Fierro, la antigua cárcel, los aledaños de Santa Marina, un solar de las Carbajalas, el jardín de Correos, el palacio del Conde Luna, una parcela en La Lastra... son solo algunas de las ubicaciones que se le han buscado, sin éxito y durante más de medio siglo, al Museo de Semana Santa, el viejo sueño de varias generaciones de papones.

Así, el primer proyecto arquitectónico del mismo se remonta a 1969, firmado por el entonces viceabad del Dulce Nombre, Ángel Panero, y cifrado en 6.300.000 pesetas. Las viejas dependencias de la prisión de Puerta Castillo fueron entonces el objetivo de una Junta Mayor que podría decirse que ha trabajado incansablemente por este fin a lo largo de sus casi 75 años de existencia.

Un proyecto largamente acariciado que se vio más cercano con el creciente apoyo municipal a la Semana Santa germinado en los años 80. Así, la sempiterna aspiración se convirtió en poco menos que promesa obligada en cada cita electoral hasta el punto de que, en 1995, la UPL presentó un proyecto firmado por los arquitectos Jesús y Miguel Martínez del Cerro para construir el Museo soterrado en el parque del Obispo Cuadrillero, frente a Santa Nonia.

Dos años más tarde, es el propio Ayuntamiento quien emprende la rehabilitación del palacio del Conde Luna con destino a las cofradías y bajo un presupuesto de 250 millones de pesetas. En 2006, con las obras en marcha, el proyecto se reconduce hacia el centro de interpretación que hoy conocemos.

Finalmente, será en la segunda década del siglo XXI cuando el Obispado tome las riendas, poniendo a disposición de la iniciativa casi 5000 metros cuadrados del antiguo seminario mayor diocesano. Bajo la dirección del arquitecto Félix Compadre Díez y con una estimación de seis millones de euros, se rehabilitan dos plantas del edificio, dotándolo de las más modernas y funcionales equipaciones. La bóveda acristalada que cubre el claustro en el que se expondrán los pasos es uno de los hitos de unas obras que se inauguraron el 1 de julio de 2020. Cuatro años de costosas intervenciones que se toparon con ‘sorpresas’ como los restos medievales aparecidos bajo el patio y que, debidamente conservados, acrecientan el valor de un Museo de Semana Santa que ahora ya solo necesita dotarse de contenido.

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