Llueve para todos

29/01/2016
 Actualizado a 01/09/2019
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La primera vez que en aquella vieja escuela nos llevaron de excursión al mar sólo vimos el mar, inmenso, inabarcable, mucho más infinito que el manto blanco que tantas veces habíamos disfrutado en un amanecer de gran nevada.

Al regreso, con el mar metido en los ojos de aquellos niños que nunca lo habíamos visto antes, el maestro nos preguntó, nos mandó hacer la repetida reacción y todos escribimos lo mismo. Sólo habíamos visto el mar.

- La playa estaba muy sucia;dijo el maestro.

No la habíamos visto.

- Había pequeños barcos de pescadores que cada amanecer se salen a ganar la vida, se juegan la suya, como se la juegan los mineros de nuestra tierra;abundó el maestro.

No los habíamos visto.

Siguió argumentando, decía que todo eso que él vio era la vida, hasta que el más valiente protestó:«A ver si no había mar».

Mira la imagen. Verás el traje, la bandera, el bastón de mando, los oropeles, la celebración...

Pero si la vida truena lo único necesario será el paraguas, el que no habías visto, el que no forma parte de la celebración.

«A ver si no es la autoridad».

Lo es, pero no es nadie sin el paraguas, como el mar sin pescadores.
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