"Llevaba ya casi dos meses sin ver más que al panadero"

La fase 0 del desconfinamiento da libertad de horarios para hacer deporte o pasear sin importar la edad en los municipios de menos de 5.000 habitantes, que en la provincia de León son prácticamente todos: 199 de 211. Son algo más de 165.000 los leoneses (el 35% de la población) que desde ayer disfrutan de una libertad mayor que quienes residen en las ciudades y, como es lógico, lo agradecen: «Llevaba ya casi dos meses sin ver más que al panadero», dice Marisa, sentada a la puerta de su casa en Truébano de Babia, que aprovechó su primera salida para podar.

Junto al santuario de Nuestra Señora de Carrasconte, un paseante que no quiere dar su nombre, acompañado por sus tres perros, advierte que no se aleja más de un kilómetro de su casa, «porque por aquí los guardias se han puesto muy serios y a veces vienen en coches camuflados», y se pregunta cómo va a salir ahora España de la crisis: «Dieron ayudas para abandonar la mina, para abandonar la ganadería, para abandonar la agricultura.... ¿y ahora qué? ¿Ahora cómo salimos de esta? Lo que me extraña es que los chavales que se quedan sin nada no se echen a la calle, que si llega a ser en mi época...».

Por los pequeños pueblos la ausencia de gente es lo habitual, confinados o sin confinar, y aparece de vez en cuanto algún bar dudosamente abierto o cerrado. Si te conocen, te sirven. Si no te conocen, están limpiando. Pero en Villablino están todos cerrados y se nota más la falta de actividad, el vacío por las calles y las trapas los bares bajadas ojalá que sólo de forma temporal. «Alguno se va sorprender de lo que ahorra por estar dos meses sin ir al bar», bromea el gasolinero.

En Murias de Paredes dice Alfredo que, «salvo en agosto, estamos todo el año confinados». La alcaldesa, Carmen Mallo, se muestra satisfecha de que no se haya registrado ningún positivo en el municipio y, al mismo tiempo, preocupada por que a partir de ahora puedan llegar «visitantes» con la excusa de cuidar los huertos. «Apelamos a la solidaridad, que estamos en un momento en que la responsabilidad de cada uno es la clave, y aquí no podemos asumir riesgos porque la mayoría de población es de alto riesgo». Para ella, «esto hay que verlo también como una oportunidad para el medio rural, pero para eso hay que mejorar en servicios, en telecomunicaciones... Ha quedado más que clara la importancia de un sector primario fuerte. Éste debería ser un momento de consenso, de unidad política, que ya habrá tiempo de echarnos cosas en cara, y se tienen que dar cuenta de que, ahora más que nunca, el medio rural no es el problema sino la solución».