Llegan los peores enemigos de los 'ninis'

Jóvenes dispuestos a cambiar con trabajo la situación laboral y a exprimir cada jornada

Noemí Carpintero
25/08/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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La juventud. Esa etapa crucial en la que decidimos a qué queremos dedicar nuestras vidas como adultos, aprendemos a madurar, nos independizamos y lo que esto conlleva, empezamos a buscar trabajo para ganar por fin el tan ansiado primer sueldo.

Mucho se ha oído hablar en los últimos años de los ‘ninis’, esos jóvenes apáticos y calificados por muchos de irresponsables, que pasan los días sin estudiar y sin trabajar, sustentándose de la cartera de sus padres u otros familiares. Con la llegada de la crisis, son cada vez más los jóvenes que se oponen por completo al concepto anterior y, no solo estudian, sino que han buscado maneras de ganar su propio dinero, sin tener que depender de nadie que dicte su futuro. Son los 'sisis', esos jóvenes que trabajan y que estudian al mismo tiempo. 

Una nueva generación dispuesta a luchar contra el paro juvenil y llenar sus jornadas de estrés, trabajo y estudio, aunque también de motivación, superación y orgullo.

Jóvenes de la provincia que no se conforman, que se ponen el uniforme de trabajo y salen de casa dispuestos a ganarse un sueldo, tras hincar los codos en la biblioteca estudiando los exámenes que sus estudios les requieren.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, ofrecidos al finalizar el segundo trimestre de este año, un 16% de los jóvenes menores de 30 años estudia y trabaja a la vez. Las mujeres van a la cabeza, ya que un 19% de las mujeres menores de 30 años son ‘sisis’, mientras que los hombres suponen un 14%.

La otra cara de la moneda...

La Encuesta de Población Activa refleja que hay 9.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan en la provincia, 2.000 más que en el año 2018.

Profesora multitareaIrene Marcos Empleada de hostelería y estudiante de Educación InfantilIrene Marcos tiene 24 años y lleva más de dos siendo ‘sisi’. Es de León, ciudad donde cursa el grado de Educación Infantil mientras trabaja los fines de semana en una cadena de comida rápida y de forma puntual en celebraciones infantiles.«Al principio era una locura, ya que cada fin de semana tenía un turno diferente, pero al final te acostumbras y consigues cuadrarlo todo», afirma orgullosa de su esfuerzo. Además de trabajar los 'findes',acude algún día «cuando la llaman» y durante el verano se dedica a tiempo completo a ahorrar para el curso escolar.Cuando comenzó a buscar trabajo su principal objetivo era pagar la carrera y sus caprichos, ya que no quería seguir dependiendo económicamente de su familia, pero a esa idea inicial se unió el madurar como persona y aprender sobre la vida y el trabajo que cuesta llegar a fin de mes. «He aprendido a sacar ratos donde antes no los veía y a apreciar mucho más el tiempo», cuenta la joven.Aunque no todo es un camino de rosas, «hay días que salgo de trabajar por la noche y me voy directa a la biblioteca, mucha gente no lo entiende», explica Irene. Pese a esto, la joven se sorprende a sí misma al afirmar: «Aunque al principio era difícil, ahora es algo que si me falta me noto rara, necesito estar ocupada». No duda tampoco al recomendar esta experiencia a otros jóvenes, ya no solo para independizarse, sino para madurar y aprender «que no todo viene hecho». Pintacaras y educador a tiempo completo

Pablo Penagos
Múltiples empleos y recién graduado

Pablo Penagos tiene 23 años y lleva cinco siendo ‘sisi’. Nacido en León acaba de terminar la carrera de Educación Social en la misma Universidad, estudios que ha compaginado con diferentes trabajos desde que comenzó hace cinco años como cuidador en un parque de celebraciones infantil, pasando posteriormente a trabajar en una tienda de moda y en dos supermercados, siendo uno de ellos su actual puesto de trabajo a tiempo completo.

«Si no trabajo no me sé organizar», asegura firmemente el joven. Pablo realizó un Erasmus en Italia el año pasado y allí aprovechó el tiempo al máximo estudiando, divirtiéndose y cuidando niños para poder cubrirse parcialmente los viajes y caprichos.

Desde que vive ocupado permanentemente, el futuro educador social ha aprendido a gestionarse mejor el tiempo. «Si tengo dos horas para estudiar un examen la presión me ayuda a conseguirlo», afirma.

Independientemente del sueldo, el joven califica de «placentero» el saber que puedes conseguirlo todo por ti mismo y no comprende a los ‘ninis’, asegurando que le sería imposible quedarse en casa todo el día.

Una carrera ‘a la carrera’ entre tres trabajos

Nerea Ugidos
Camarera y estudiante de Trabajo Social

Nerea Ugidos tiene 21 años y lleva tres siendo ‘sisi’. Nacida en Villacalbiel, pequeño pueblo al sur de la provincia, es estudiante de Trabajo Social por las mañanas en León y se pasa las tardes de lunes a domingo a caballo entre dos bares de la provincia y ayudando a su madre en un tercer bar.

Para esta joven leonesa ser ‘sisi’ es un compromiso «más difícil de asumir que de adquirir». Asegura que conciliar ambas tareas fue difícil al principio, ya que llegaba muy cansada a casa del trabajo y la tocaba ponerse a estudiar, pero ahora forma parte de su día a día. Al igual que el resto de jóvenes estudiantes y trabajadores al mismo tiempo, Nerea está segura de que ha aprendido a valorar más el tiempo que tiene, pero sobre todo, «a priorizar lo realmente importante».

Las temporadas de exámenes son las más duras para la joven, pero sabe que todo tiene su recompensa y disfruta al máximo de sus ratos libres con sus amigos y familia.

Sin embargo, la futura trabajadora social no se muestra crítica con los ‘ninis’, ya que considera que «es una decisión de vida que escoge cada persona».
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