Llamazares también es cueva

La Cueva de Llamazares inicia la temporada, si el tiempo no lo impide, esta Semana Santa. El ‘misterio de la luz’, la ruta de llegada, el lugar y algunas sorpresas son la apuesta de la otra cueva

Fulgencio Fernández
25/03/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Sandra Fernández y Josévi Casado. La primera se atrevió con la aventura de la cueva de Llamazares y el ‘buscador de meteroritos’ y muchas cosas más le ayudó en los primeros pasos.
Sandra Fernández y Josévi Casado. La primera se atrevió con la aventura de la cueva de Llamazares y el ‘buscador de meteroritos’ y muchas cosas más le ayudó en los primeros pasos.
"Habrá que poner en los carteles de publicidad aquello de ‘apertura el 24 de marzo... si el tiempo no lo impide. Como en los carteles de toros". La broma es de la joven empresaria Sandra Fernández, que es quien en la actualidad explota la cada día más conocida Cueva de Llamazares que este sábado tenía previsto inaugurar la temporada y no fue posible por razones obvias, la entrada está a 1475 metros de altura y con la nevada que cayó este sábado. "No pudo abrir ni la de Valporquero...", dice quedándose ahí, como sin querer decir aquello de con todos los medios de Diputación a su alcance.

Y es que la joven Sandra Fernández se lio la manta a la cabeza hace tres años. Conoció la cueva de Llamazares y no tardó en ponerse manos a la obra pues existía la posibilidad de cogerla después de dejarla el anterior responsable. Y ella saltó de la hostelería en La Venta de la Tuerta a "empresaria de cuevas", bromeaba su hermana María.

No se arrepiente de su nueva aventura. "¿Cómo va la cosa?".
- Bien. El segundo añofue mejor que el primero, luego nada me hace pensar que el tercero, es decir éste, no vaya a ser mejor que los otros dos, por más que hayamos empezado con mal pie. Pero ya está abierta, en cuanto la nieve quiera...

Y eso que no ha sido muy fácil el camino. Nueva iluminación, paneles, guías... aunque también se ha encontrado con gente que le ha ayudado, como el singular José Vicente Casado, espeleólogo, cazameteoritos y tantas cosas, quien se mostraba emocionado. «Jamás he visto en ninguna de las muchas cuevas que visitado estalactitas con los colores tan vivos como los que tiene ésta», decía Casado y por ese camino va alguna de las singularidades de Coribos —que ése es su nombre— y parece que una de las novedades que han preparado para esta temporada que va a comenzar. "Estoy convencida de que es uno de los últimos tesoros naturales por descubrir" y voy a empeñarme en que sea conocida", dice convencida Sandra Fernández.

A margen de las formaciones únicas y los misterios de esta cueva, además de las sorpresas, otro de los alicientes es el lugar donde se encuentra, a casi 1500 metros, lo que permite iniciar la visita con una pequeña ruta. "Cogemos un sendero que a lo largo de un kilómetro asciende hasta la entrada de la gruta, no sin antes regalarnos espectaculares panorámicas del valle que desciende hacia Lugueros y divisando fácilmente el recomendable hayedo que une Llamazares con el vecino pueblo de Redilluera o la silueta que recorta el pico Bodón, atalaya del valle con sus 1.959 metros de altura".

Después un viaje de 700 metros por el corazón de la montaña con un propósito, potenciado por la iluminación: "Provocaruna experiencia sensorial única donde descubrir, en cada rincón, enormes estalactitas que penden de los techos o formaciones coraliformes tapizando las paredes de las galería".

No es la otra cueva, es la Cueva de Llamazares, con identidad propia.
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