Libertad y responsabilidad

El paso de la infancia a la madurez viene dado en gran medida por la asunción de responsabilidad en cualquiera de los ámbitos de nuestra vida, desde el personal al laboral, pasando por la responsabilidad familiar o la social. Los niños (algunos más que otros) no asumen sus errores y siempre suelen echar la culpa al primero que pillan para evitar asumir alguna responsabilidad.

Cuando hablamos de libertad y liberalismo no es hacer lo que nos da la gana pensando únicamente en nosotros mismos. Un liberalismo personal sano y maduro es inseparable de la responsabilidad que nos hace ser consciente de hasta dónde llega la libertad de los demás y cuáles son los límites de nuestra propia libertad porque de no ser así, estaríamos muy cerca de posturas sociópatas narcisistas, como de hecho, se dejan entrever en algún que otro político actual nacional.

La responsabilidad nos permite ir construyendo nuestra vida e ir eligiendo el camino a seguir. Incluso si elegimos el camino equivocado en nuestro ejercicio de libertad vital, será de manera responsable, de tal modo que si en ese camino, pisamos el ámbito de libertades de los que nos rodean, asumiremos la posibilidad de tener que acabar frente a un juez.

Sin embargo, en una prolongación antinatural de la infancia, asistimos en nuestros días a un gran número de personas ‘talluditas’ que siguen viviendo en la preadolescencia sin querer asumir responsabilidad de sus actos, como si aún no les hubiese crecido pelo en cierta parte de su cuerpo, de manera que son capaces de sacrificar alegremente grandes parcelas de libertad con tal de que otros asuman esa responsabilidad por ellos, delegando muchas decisiones individuales en nuestros gobernantes que van coartando libertades por «nuestro propio bien».

Esto lo saben bien los dirigentes populistas. Lo cultivan y lo fomentan de una manera tan sibilina que muchos piensan que efectivamente, cuanta menos libertad, más felicidad, ya sea porque piensan que esa limitación de derechos se traduce en más seguridad, mayor ‘estado del bienestar’, más ecologismo o cualquier cosa que pueda pasar por un objetivo honorable. Reflexionen sobre todas las prohibiciones recientes.

En alguna ocasión les he dicho que la política es el espejo de la sociedad y tal es así que lamentablemente cada vez hay más políticos que no quieren asumir su responsabilidad. Para muestra el actual gobierno sociocomunista de España que intenta esconder su incompetencia en argumentos peregrinos sobre la pandemia, la guerra, erupciones volcánicas o como en el relato que están construyendo en estos momentos para librarse de la que nos viene encima, que la culpa es de la prensa y la oposición al servicio de unos supuestos malvados como son las empresas del Ibex35 que se enriquecen a costa de la clase trabajadora.