Leonesismo en ebullición

Hoy las calles de León volverán a llenarse de pancartas. Detrás miles de leoneses y el cierre durante una hora de cientos de comercios por toda la provincia. Una nueva gran manifestación que se unirá en portadas de periódicos a la lista de grandes manifestaciones que no convoca el leonesismo pero que aprovechará para arrimarlo a su letanía de agravios. Una protesta que recuerda mucho a las de Soria, Zamora, Teruel o la multitudinaria de Madrid por la España rural del pasado 20 de marzo. Una manifestación más y la causa de siempre. «Le dan a la gente un sentido palpable de que están siendo parte de algo más grande que ellos mismos, son geniales para levantar la moral», asegura Kauffman, autor de varios libros sobre activismo. Pero raras veces suponen cambios reales. Un estudio de Harvard y la Universidad de Estocolmo demostró que las manifestaciones en las democracias occidentales no tienen efectos inmediatos en las políticas pero aumentan la implicación de la sociedad en las cuestiones políticas.

Lo que suceda hoy es relevante porque evidencia un descontento creciente. Las elecciones autonómicas elevaron de 1 a 3 los procuradores de la UPL gracias a que los leonesistas duplicaron sus votos. La reciente crisis del PSOE ha refrendado la gestión leonesista de José Antonio Diez contra el criterio de la dirección socialista. Incluso los 34.612 votos a Vox el 13-F que, desde el extremo contrario, también son una negación iracunda del Estado de las autonomías.

La Junta tiene un problema en León, quizá como siempre, pero que vuelve a bullir. Necesita hechos que conquisten a una mayoría de ciudadanos pragmáticos descartando trampantojos como yermos planes estratégicos o la inútil Mesa por León. Políticas reales que son la única manera efectiva de combatir regionalismos y provincialismos que se alimentan de victimismo y desesperanza. Gestión contra sentimientos, perdida la guerra del espíritu autonómico, para volver a ganar la calle.