14/04/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
No me gustan los coches, nunca me han gustado, y jamás he comprado una revista de automoción, creo que no distingo entre válvulas, correa de distribución y la junta de la trócola.

Tengo coche porque lo necesito para ir a Salamanca, mi segunda ciudad, ya que, por cierto, no existen trenes, autobuses, ni diligencia alguna que cruce la autovía de la plata. Por no haber, no hay casi ni gasolineras y si quieres tomarte un café tienes que llevarlo en el termo. El camino de vuelta es de vergüenza, una carretera similar a la de la concentración parcelaria del pueblo, que pone a prueba la amortiguación del coche y la de tu propia cabeza.

Estarán de acuerdo conmigo, en que León es una ciudad que acoge de buen grado las modas. Absorbemos tendencias y hasta en algún caso hacemos de ellas un medio de vida. No me resisto a mencionar el mítico Burger Kuin. De aquella, León se veía privado de las franquicias como si fuésemos una ciudad de la RDA, hasta que apareció un burger que intentaba imitar a las grandes cadenas. Aun hoy, son muchos los padres que siguen yendo a otra ciudad y preguntan por el Burger Kuin ante el asombro del lugareño. Yo era pequeño, pero me acuerdo de que aquello fue ¡la ostia! Una auténtica revolución para León, con colas interminables y que hacía misión imposible encontrar sitio.

Otra de las ultimas modas que nuestra querida ciudad también ha asumido, es el ‘mundo pádel’. Aquí hay mucho de que hablar y contar, ya que ha trastornado a muchos hasta llevarles al límite. Fotos en los perfiles de las redes sociales y calcetines hasta la rodilla emulando a Larry Bird, eso sí, todo conjuntado y patrocinado.

Y si hay algo que sin duda está de moda, es el partido naranja. La semana pasada su líder nos visitó. No me voy a meter en su discurso porque estoy seguro de que no lo voy a hacer mejor que mi querido Sr. Rubio la pasada semana. Les diré que me sorprendieron las miles de fotos (ni que fuera Bob Dylan) que vi en ‘fb’ y que no sé, si se hicieron por moda, inercia o creencia.

Un partido que, al menos en León, muchas veces «actúa en función de la moda», osa a oponerse a peatonalizar Ordoño II, cuando además, publicitan que lo llevarán en su próximo programa. Es decir, ahora no, porque sería un éxito de otros, pero luego sí, porque igual mandamos nosotros. Peatonalizar es cultura, salud y modernidad, y León y nuestros pulmones lo demandan. Atrás quedan los tiempos de aparcar en la puerta del comercio, y los politólogos del bienquedismo.
Lo más leído