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León y sus diferencias

09/07/2020
 Actualizado a 09/07/2020
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El verano permite conocer León y percibir las diferencias con territorios contiguos; peculiaridades que hacen que políticas válidas en Castilla sean lamentables en León. Por eso el verano leonés es más aleccionador de lo que parece.

Encontraremos pueblos pequeños y próximos entre sí (6 kms o menos de distancia), a diferencia de Galicia, donde los núcleos son más próximos y de tamaño más diverso; también de Castilla, donde son mayores y más distantes. Además, nuestras aldeas mantienen cierto esquema común –una sola iglesia y su cementerio–, fruto de siglos de autogobierno mediante concejos vecinales, hoy juntas vecinales. En Galicia no existen, salvo en la originariamente leonesa Valdeorras; tampoco en la Castilla terracampina. Zamora engaña porque, al contrario que en León, hace dos siglos cada concejo asumió su ayuntamiento, continuando funcional, pero oculto.

La estructura de aldeas autogobernadas en León (más de 1200 juntas vecinales) tiene un impacto poderoso sobre la riqueza, el paisaje y las posibilidades de pervivencia de los pueblos. Las juntas vecinales mantienen la propiedad de casi el 40% de los 15.500 kms cuadrados de la provincia. Por eso observamos bosque y monte, alternándose con zonas de cultivo, praderas, sotos de chopos, etc. Suelen ser las tierras comunales, cuya presencia desde Laciana, el Bierzo, Gordón, Riaño o el Páramo de Payuelo configura un paisaje cultural peculiar.

Los concejos fueron propietarios de molinos, escuelas, hornos de pan, casas del pueblo, etc, lo que da cierta unidad social a nuestras aldeas. Los intereses compartidos inciden en la movilización de los vecinos a través de hacenderas –trabajos colectivos para el pueblo–, un capital que, bien gestionado, puede devolver la vitalidad. No existen hacenderas en Galicia, Asturias o Tierra de Campos. Es en la Terra Fría portuguesa, donde pervive lo leonés, así como en Zamora (donde hay ayuntamientos-aldea que realizan hacenderas).

La influencia concejil leonesa se percibe en el norte palentino y en el occidente cántabro, así como en aldeas asturianas, pero de forma residual. El soporte económico de las juntas vecinales es enorme, pero su potencial sobre la economía no ha sido estudiado porque a la Junta de Castilla no le interesa. Las juntas vecinales rompen el esquema de distribución y gestión de los recursos que esta autonomía quiere: único y diseñado desde arriba para ser impuesto. Es imprescindible elevar su categoría en la gobernanza de la Región Leonesa porque acumula recursos territoriales, económicos y humanos capaces de subvertir el declive en que la Junta ha encauzado a los leoneses.
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