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León. Una sangría

02/10/2019
 Actualizado a 02/10/2019
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España nos roba, dicen los nacionalistas catalanes. Yo no lo creo; sino más, bien, al contrario porque la gran cantidad de productos que fabrican, manufacturas y servicios, se venden en España. Automóviles, vinos, medicamentos y alimentación, a la banca, agencias de seguros e inmobiliarias.

Puestos a robar, lo que sí creo que, en esta comunidad de Castilla y León, quien nos roba es Valladolid o, mejor dicho, desde Valladolid. Se llevaron el Banco de España y, una vez abierta la brecha, una sangría: el agua de Riaño, la gestión del 112, correos, federaciones deportivas y hasta la sangre de los donantes de León. También, lo que es peor, nuestra identidad y propia cultura; manipulada por lo que llaman Fundación Villalar. Digo yo ¿qué se nos perdería en esa campa? Pero, como consolación, nos dejaron el Procurador del Común. Tan ineficaz como el muro de las lamentaciones de Jerusalén, donde se llevan las frustraciones.

La prosperidad de Valladolid se nutre de la miseria de otras provincias de esta misma comunidad. La propia León, Zamora, Salamanca, Soria. Pero, como ya hay poco que llevar, Valladolid no da más de sí y el malestar y la inquietud cunden entre los políticos. Algo habrá que hacer, dicen, y Pilar del Olmo decide que hay que decretar ya que Valladolid sea la capital de la comunidad.

Si las cosas se hubieran hecho bien, León sería la capital del Reino y Burgos, de Castilla. Por la historia y su pujanza económica real, que no vampiriza a nadie, como la pretendida capital.

Pero las cosas están como están y en la ciudad del Pisuerga los políticos autonómicos, los subalternos y demás parafernalia, compraron pisos, coches, enseres… Y la mudanza sería un fastidio. También están, el colegio de los niños y los amiguitos. El festival de Cine, los múltiples teatros, la Sinfónica, el Pucela y unos vinos mejores que los de León y más baratos, con perdón. Ya me gustaría que aquí se viviera con el mismo poderío. Y, otro tanto para las restantes provincias de esta mancomunidad, comunidad o lo que sea. Pero no lo comparto y ciertamente es irritante el abandono y dejación de los proyectos comprometidos con León. No menos, la jactancia del gobierno autonómico que, lo que en realidad le preocupa, es su status y su bienestar. Como a todo hijo de vecino.
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