El resto de los siniestros se repartieron entre las comunidades interiores peninsulares (concretamente, las provincias de las regiones no costeras, salvo León y Zamora), con un 37,39 por ciento; el área mediterránea, con un 13,58 por ciento, y Canarias, con un 0,44 por ciento.
En cuanto a la superficie forestal arrasada por el fuego, un 68,35 por ciento pertenece al noroeste; un 21,02 por ciento a las comunidades interiores; un 10,45 por ciento al área mediterránea, y un 0,18 por ciento a Canarias. La mayor cantidad de superficie arbolada arrasada por el fuego se produjo en el noroeste (59,32 por ciento), por delante del área mediterránea (25,99 por ciento), las comunidades interiores (14,56 por ciento), y Canarias (0,13 por ciento).
Tercera cifra más alta
Los datos indican que entre enero y junio se quemó un 20,9 por ciento más respecto a la media del último decenio, que es de 36.321,82 hectáreas. Se trata del primer semestre anual con la tercera cifra más alta, sólo por detrás de ese mismo periodo de 2012 (120.898,06 hectáreas) y de 2017 (59.890,16). Por el contrario, los mejores años fueron 2018 (9.534,60), 2013 (10.075,02) y 2016 (10.708,88).
Entre enero y junio de este año se produjeron 6.627 siniestros forestales, de los que 2.566 fueron incendios (que arrasaron al menos una hectárea) y 4.061 conatos (con menos de una hectárea quemada).
De las hectáreas arrasadas en la primera mitad de este año, que abarcan un 0,158 por ciento del territorio nacional, un total de 6.160,66 corresponden a vegetación herbácea (pastos y dehesas) y el resto a vegetación leñosa, concretamente 28.178,45 hectáreas de matorral y monte abierto, y 9.590,64 de superficie arbolada.