david-rubio-webb.jpg

¿León no ruge por la ciberseguridad?

03/12/2020
 Actualizado a 03/12/2020
Guardar
ciberseguridad-david-rubio-3122020.jpg
ciberseguridad-david-rubio-3122020.jpg
Cuesta entender que la ciudad entera se movilizara hace poco tiempo para conseguir que León fuera elegida Capital Española de la Gastronomía y que, hoy, en las repintadas calles, enternecedoramente iluminadas con motivos navideños, prácticamente nadie mueva un dedo por conseguir que León sea elegida como sede del Centro Europeo de Ciberseguridad. La unión que se consiguió sobre el plato y el mantel, que fue lo mejor que nos aportó aquel título, se diluye, incomprensiblemente, cuando se habla de un proyecto relacionado con las nuevas tecnologías, aunque las repercusiones para la ciudad de uno y otro no sean ni siquiera remotamente comparables.

La Comisión Europea debate estos días sobre los informes de las siete ciudades que han presentado su candidatura para albergar esta sede, que si bien no es la Fasa Renault (serían más o menos medio centenar los funcionarios los que se trasladarían a León) supondría para la ciudad un pilar más que firme para su futuro, puesto que se asienta sobre la investigación y el conocimiento, claves del nuevo modelo productivo con el que se les llena la boca a algunos de nuestros políticos cuando muestran, hasta ahora tímidamente, su apoyo a esta candidatura. Las notas de prensa y los vídeos a modo de selfie casi seguro que no van a ser suficiente argumento para convencer a los técnicos que deciden.

La presencia de Múnich, incorporada a esta carrera el último día a última hora, inquieta a muchos de los que piensan que, por lo general, en deporte o en cualquier otra materia, los alemanes no se suelen presentar a una competición si no es para ganar. La ciudad bávara y León son las únicas que aspiran a acoger esta sede sin ser capitales de su país, pero los rivales son más: otros cinco.

Son muchos los factores que juegan a favor de León. Por un lado, la Comisión Europea tiene ante sí la oportunidad de demostrar que su intención de descentralizar servicios es real, y no otro recurso literario/político para redondear discursos. León propone, además, el edificio de la vieja estación de tren, lo que permitiría al centro utilizar la fibra óptica de Adif, con mucha mayor capacidad que cualquier otra, y cuenta con buenas comunicaciones e infraestructuras que, ahora, deberían poner en valor los propios leoneses. Pero Alemania tiene la presidencia de turno del Consejo, ese cargo que antes hacía hasta ilusión a los países y que ahora se ejerce siempre desde Bruselas, lo que ahorra costes pero resta ese fomento del espíritu de pertenencia a la UniónEuropea, del que no andamos precisamente sobrados últimamente.

En contra de la candidatura leonesa juega, entre otros, el hecho de que España alberga ya varias agencias europeas (aunque la de ciberseguridad no sea una agencia como tal), como son los casos de la de Seguridad y Salud en el Trabajo (Bilbao), la del Control de la Pesca (Galicia) o la de Patentes (Alicante).

Hay otros muchos factores que pueden depender de los encargados de evaluar cada candidatura, como los derechos de los trabajadores de ese Centro Europeo de Ciberseguridad desde el que se aspira a coordinar todas las investigaciones europeas en esta materia. Uno de ellos es, por ejemplo, que sus hijos puedan ir a centros educativos bilingües. Si León ofrece en este sentido todo lo que debería ofrecer es algo completamente opinable, como tantos otros factores que influirán en la decisión.

En el tiqui-taca del Parlamento Europeo a la Comisión Europea ha llegado la hora de la verdad. Las cartas se mostrarán el 9 de diciembre, aunque es más que probable que sea necesaria una segunda votación el día 10. Los partidos y las instituciones muestra de forma diluida su apoyo al sueño de León que, a estas alturas, está aún por demostrar si también lo es de los leoneses. Llega el momento de las presiones políticas, el juego de los parlamentarios, en el que a veces, por desgarrador que resulte, el reparto de cargos se compensa con otros proyectos de estas características.

Mientras tanto, la noticia de que León aspira a acoger la sede del Centro Europeo de Ciberseguridad no ha aparecido aún en los medios de comunicación nacionales, pues no ha encontrado su hueco entre las pocas cavidades informativas que deja la pandemia. Esa «presión» a nivel nacional resultaría fundamental para que León consiguiera hacerse con esta sede, algo que permitiría a la ciudad consolidar su ecosistema tecnológico, centrarlo en la ciberseguridad con Incibe como gran referente ycon sus investigaciones en todo lo que tiene que ver con la seguridad en la tan citada tecnología 5G como modelo, lo que terminaría haciendo que casi todas las grandes empresas tecnológicas estuvieran obligadas, de una forma u otra, en mayor o menor grado, a tener algún tipo de representación aquí.

Los beneficios para la ciudad de León serían tantos que resulta incomprensible que nuestras calles y nuestras redes sociales no estén llenas de referencias a esta candidatura, en lugar de los emotivos mensajes navideños y los lloros preventivos de la hostelería. Baste recordar que cuando Barcelona aspiraba a acoger la Agencia Europea del Medicamento, en plena marejada secesionista, cada día abría el telediario cualquier mínimo gesto que un político hubiese hecho en su favor. Aquí, el Gobierno va a publicar hoy un vídeo promocional, a buen seguro que con mucho ritmo y con sonrisas deslumbrantes. Cierto que esto no es la votación de Eurovisión, pero para que la candidatura de León triunfe, los políticos tiene que hacer su trabajo en Bruselas; para que los políticos hagan su trabajo en Bruselas, lo tienen que hacer antes en Madrid; para que lo hagan en Madrid, lo tienen que hacer antes en León, donde parece que no estamos haciendo demasiado ruido.

Claro, aquí cada vez somos menos.
Lo más leído