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León lo absorbe todo

20/01/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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León se bate estos días entre la modernidad de la aplicación del ‘soft power’ y la medievalidad de cierta intriga consistorial. Lo mismo que yo, que menciono conceptos anglosajones ultramodernos y encadeno cacofónicos pareados asonantes al mismo tiempo.

Tener ‘soft power’ es saber gestionar tu imagen e impulsarla con medios culturales, comerciales y diplomáticos; medios sutiles, al fin y al cabo. Se aplica principalmente a países en sus relaciones internacionales pero puede valer para entidades más pequeñas como nuestra ciudad de ciento veintiséis mil menguantes habitantes. Intuyo un esfuerzo en León en ese sentido, desde la parcela de los particulares más que desde los organismos oficiales, pero también: la Casa de León en Madrid quiere ser relanzada y rejuvenecida por su nuevo presidente; se van a abrir varios nuevos hoteles de categoría en el centro; la oferta musical sigue constante y rica; el Palacio de Congresos ha firmado con Ifema un convenio para traer a León ferias y eventos de cierto relieve; pelea la ciudad por albergar el Centro de Referencia Estatal del Autismo… Todo eso es ‘soft power’ y supone un esfuerzo que merece reconocimiento.

Pero, como cuna de reyes medievales que es León, mantenemos tics vergonzantes, así la que yo llamo intriga. La remodelación de Ordoño II ejecutada el año pasado acabó, por el momento, con las filtraciones de agua hacia el parking subterráneo de la misma calle y con parte de la inestabilidad de la calzada, que seguramente todavía tiembla con un dos en la Escala de Richter cada vez que pasa el bus de los hospitales. No quedó mal la obra pero se han coronado sus gestores al alimentar el intrigante misterio de los adoquines. Porque resulta que no aparecen por ningún lado los miles de ellos retirados que muy bien podrían reutilizarse en otro lugar. Ni que fuesen un mechero en un corrillo de fumadores apresurados.

El otro día me crucé con Ortega Cano cerca de la Estación de Atocha y estuve por preguntarle ¿Ortega, tú sabes dónde están los adoquines? No me atreví, porque tampoco tenía yo necesidad real de hacerlo. Ya se me venía cocinando en la cabeza el recuerdo de lo que oí que dijo un paisano nuestro buscavidas, de esos que se empantanan en mil negocios a la vez y luego si te he visto no me acuerdo. Me di cuenta que León, lo mismo que aceptará un manojo de nuevos hoteles, también puede deglutir un volquete de adoquines. Porque como dijo aquel: León lo absorbe todo.
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