León entrañable

Con León como escenario principal (incluso como personaje central), Yolanda Merino compone esta narración con una mirada lírica. Y con la sensibilidad de quien es capaz de detenerse en todos aquellos detalles que dan cuerpo y alma a una ciudad entrañable

Yolanda Merino
21/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Mi inspiración es León. Me encanta esta tierra que me vio nacer. Y que conozco, o creo conocer, como la palma de mi mano. Y escribir sobre mi ciudad. Cada uno de sus rincones despierta en mí emociones intensas. Y me hace viajar al interior de mi Reino.

Con un papel en blanco, un lapicero y pensamientos nutridos de recuerdos, contemplo, desde la cafetería en la que me hallo en la Plaza de la Catedral, cómo se dibujan las baldosas relucientes de mi ciudad, que alumbran el andar de mis paisanos. Tengo el privilegio de saborear un café frente a la deslumbrante catedral, a la que observo siempre como si fuera la primera vez. Con mirada conmovida. Mis ojos se detienen en su esbelta arquitectura gótica. Y siento un cariño especial por esta extraordinaria construcción. Entonces, recuerdo lo que nos dijera el escritor Julio Llamazares, que la catedral es la esencia, el alma de nuestra ciudad.

No importa que llueva o nieve, que haga frío o calor, pues en la Catedral siempre hay sol, con su luz atrayente, hipnótica, que invita a adentrarse en su interior. Una vez en sus entrañas me siento inundada por la magia de los colores de sus vidrieras. Y sus aromas a incienso.

La 'Pulchra Leonina' hace que me reconcilie con la 'Belleza Leonesa' y me ayuda a entender mejor la historia de mi tierra y también a sus gentes. A veces siento que fuera como una aventurera en mi propia ciudad, tratando de explorar a fondo sus entresijos, cual si fuera una peregrina a lo largo del Camino de Santiago, que se detuviera con serenidad y reflexión ante tamaña belleza.

Apuro mi café, fascinada por la grandeza del entorno, y me dirijo a la Fundación Museo Sierra-Pampley. Se trata de un caserón rehabilitado en el siglo XIX, con un pasado sorprendente, en el que reza un lema que me entusiasma: 'Hacer de la vida la escuela y de la escuela la vida'.

La que hoy es Fundación Museo Sierra-Pambley fue en otros tiempos un espacio que diera cobertura a personas marginadas, pobres y desprotegidas, llegando a prestarles 3.906 libros. Una labor que se me antoja magnífica tanto en la provincia de León como en la de Zamora, combatiendo de este modo el analfabetismo entre los años de 1887 y 1903. Una Fundación que forma parte de mi León querido.

Me gusta reencontrarme con el pasado, impregnarme con sus esencias. Y este es uno de los lugares en el que el tiempo pareciera haberse detenido: las alfombras, las habitaciones de las plantas superiores, los balcones, los miradores… Todo me resulta fascinante.

La casa, con su pasado esplendoroso, da la impresión de que en cualquier momento comenzara un baile de salón (con su música como de otra época) y se llenara de huéspedes.

Hoy, esta casa se ha convertido en un museo, con su archivo, su biblioteca y sus diversas actividades culturales, como si fuera nuestra propia casa. Creo que toda la población debería gozar de los mismos privilegios, de su cultura.

Me emociona sentarme en la biblioteca Azcárate, construida en madera y situada en la parte baja de la Fundación Museo Sierra-Pampley, porque me parece acogedora. El silencio y la finura se palpan entre libros de historia, geografía, pedagogía, ciencias sociales, entre otras materias. Es un lugar estupendo para leer o consultar algún libro por las tardes. Y además me procura inspiración y aprendizaje. Me impregno con las hojas de papel y dejo volar la imaginación.

Continúo mi recorrido por la ciudad entregándome a las estrechas callejuelas de un León que me evocan nostalgia y arte, con sus casas bajas. Me detengo en la calle Dámaso Merino, donde vive el gran poeta y Premio Cervantes Antonio Gamoneda. Entonces, pienso en tantos excelentes poetas, cuentistas, narradores que han nacido o viven en León. ¡Contentos podemos sentirnos! Y entre palabras y pinceladas, me encuentro con otra dignidad humana, La Fundación Vela Zanetti, cuyas obras están repartidas no solamente por el museo de arte sino por toda la ciudad: San Marcelo, San Marín, el Viejo corral de Villapérez, Edificio Fierro, Antiguo Consistorio, Iglesia de Jesús Divino Obrero, el Colegio Leonés, El Ferroviario, el barrio de El Ejido y en la Oficina de Turismo. El propio pintor Vela Zanetti llegó a decir acerca de León: "soy de donde se me dejó ser feliz y pintar".

Cuánto arte y cuánta belleza en esta tierra nuestra, porque León es literatura, arquitectura, pintura, su folclore, gastronomía… y también su diversidad de paisajes: montañas, riberas, valles, páramos, Tierra de Campos... Lo tiene todo, incluso dos grandes leones, símbolos de toda una ciudad, que lucen en el puente de la Estación.

Me hace feliz recorrer mi ciudad con los cinco sentidos. Siempre con alegría. Pues quien lo visita, acaba regresando a este León entrañable.

Relato del Taller de composición que imparte Manuel Cuenya en la Universidad de León
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