León deberá trabajar por su salud, por Alberto del Pozo Robles

Este lunes analizamos cómo ha de ser el futuro de la provincia desde la perspectiva sanitaria y de la mano de un médico miembro de la FADSP

Alberto del Pozo Robles
15/06/2020
 Actualizado a 15/06/2020
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El cómo nos afectará en León el periodo que se abrirá para nuestra salud a partir de la atenuación de la pandemia, es objeto de una inevitable incertidumbre, pero es seguro que será muy duro, tanto para la población, como para las y los profesionales, y como para la propia administración.

Para el personal sanitario porque es esperable un incremento de la presión asistencial, para dar respuesta a la demanda demorada de patologías ordinarias postpuestas por la fase aguda de pandemia, a lo que habrá que añadir el pertinente y necesario seguimiento de los pacientes con covid19 y el rastreo que se prevé acometer para sus hipotéticos contactos. El periodo postpandemia que se nos presenta va a tensionar e incrementar la demanda de atención sanitaria, para dar respuesta a todos esos pacientes a los que se les han demorado sus citas, para lo que se requerirá, como mínimo, mantener la misma dimensión de personal que se ha establecido durante la fase aguda de la pandemia, tanto en Atención Hospitalaria como, y muy especialmente, en Atención Primaria, y todo ello dotando a todo el personal sanitario de los equipos de protección adecuados que garanticen su seguridad en el trabajo, máxime si, como demuestran los resultados de seroprevalencia, nuestra población va a seguir estando muy expuesta a un hipotético repunte dentro de algún tiempo. En el ámbito hospitalario, parece evidente que se va a requerir aumentar la disponibilidad de las suficientes camas como para equipararnos a la ratio media de los países de nuestro entorno europeo, previendo que llegado el caso deban adecuarse algunas de ellas como camas UCI, y todo ello va a suponer un sobreesfuerzo hercúleo al muy fatigado colectivo sanitario, ya extenuado y limitado en sus días libres, vacaciones, etc…

Será duro para la población porque, con independencia de las dolorosas pérdidas de seres queridos y de la precaria situación económica y laboral que nos amenaza, la población sufrirá claras incomodidades, y verá retrasada su atención asistencial más de lo deseable, ya que en la mayoría de los casos deberán acostumbrarse a pasar un triaje telefónico previo para ser atendidos de forma presencial, y deberán acostumbrarse a las condiciones en las que poder asistir a sus centros de salud, con espacios separados y sin acumulaciones en salas de espera. En concreto, para el medio rural será duro porque, mucho nos tememos que al menos de momento algunos de los consultorios locales de entidades menores vean suspendidas sus consultas periódicas, y sólo se utilicen de forma excepcional según el criterio de los profesionales de sus centros de salud, y todo ello sin menoscabo de la atención domiciliaria y urgente que sería intolerable que se vieran afectadas. En ese sentido, sería deseable que todas las personas que desde los balcones han aplaudido al personal sanitario estos días atrás, no olvidasen que a partir de ahora también van a precisar de paciencia y comprensión, para así saber identificar y reivindicar las necesarias mejoras que en materia asistencial precisarán.

Será duro y comprometido para la administración de la Junta de C y León, porque a partir de ahora deberán invertir y recuperar en recursos humanos y materiales todo el desfase provocado por los recortes sufridos desde años atrás, consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales restrictivas para con los servicios públicos en general. Las distintas asociaciones, colectivos y plataformas en defensa de la sanidad pública lo venían advirtiendo y, sin embargo, ninguna actitud positiva se apreció por parte de la Junta de Cy León. El pasado día 20, hasta la mismísima Comisión Europea nos recomendaba invertir más en sanidad. Será en este próximo escenario donde cobrará especial importancia la red de Atención Primaria, pues será fundamental su papel en la detección de nuevos casos covid, así como en el rastreo de los contactos y contagiados. Sólo una potente y adecuada red de atención primaria, con recursos adecuados, y con la incorporación de expertos en salud pública, prevención, educación para la salud y epidemiología, podrá aportar la confianza que la población precisa para aceptar el riesgo de nuevas pandemias.

Y no podemos dejar de considerar que dentro del tremendo drama que estamos viviendo como consecuencia de esta pandemia, las consecuencias en términos de enfermedad y fallecimientos están siendo especial y tremendamente insoportables en el caso de las Residencias de 3ª Edad. Los datos son escalofriantes, pues un total de 2337 ancianos y ancianas han fallecido por Covid19 en las residencias de nuestra comunidad, y de ellos 400 en León. Y con independencia de que se analicen y denuncien las posibles responsabilidades, es evidente que no puede volver a ocurrir lo mismo...Permitirlo, y mirar para otro lado sería injusto, insolidario e inmoral…No puede volver a ocurrir un drama de estas características, como el que una pandemia se cebe de manera tan devastadora en toda una generación de personas mayores y dependientes. Por ello, las más de 110 residencias geriátricas del Área de León, públicas o privadas, deberán ser intervenidas sanitariamente, debiéndose incorporar orgánicamente a todos los efectos a la red de Atención Primaria de cada ZBS, pretendiendo mantener así el necesario y estrecho contacto asistencial, la pertinente vigilancia sanitaria en materia preventiva y epidemiológica, lo que deberá asumir Sacyl asegurando la dotación de equipos de protección suficientes, así como otros imprescindibles recursos materiales y humanos. Para ello, obviamente, se precisarán cambios legislativos y normativos en los requisitos y condiciones de apertura y de funcionamiento de estos centros, mediante la reformulación de los recursos de Servicios Sociales y de la aún incompleta aplicación de la Ley de Dependencia.

Sin duda, y con independencia de las consecuencias que ya hemos padecido en términos de vida y salud y en el plano de las relaciones sociales, laborales y económicas en suma, debemos ser conscientes de que estamos ante una situación absolutamente inesperada y desconocida para nuestra generación, y que el futuro, nuestro futuro, va a depender de la responsabilidad individual y colectiva de todos nosotros/as, pero por supuesto, y en gran medida, de la capacidad que nuestras administraciones y nuestros gobiernos exhiban para priorizar los retos y aplicar las medidas necesarias ahora, y correctoras para un futuro inmediato.

«No depende de los mortales alcanzar el éxito, pero haremos más, Sempronio,… lo merecemos», le decía Catón El Viejo a Tiberio Sempronio, y así, nosotros, deberemos disponernos a luchar colectiva y solidariamente para curar nuestras heridas, pero también para disponernos a preparar un mejor escenario para las generaciones futuras.
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