León de vertedero de Castilla

Que lo que opinen los vecinos de las pequeñas localidades a los que directamente afecte un proyecto les da igual a sus dirigentes es cada vez más evidente.

Es lo que tiene la España vaciada, que cuando en los pueblos de León no has sido capaz de evitar (más bien has colaborado) que cada vez quede menos gente, ahora consigues que sea mucho más reducido el número que te salga a protestar cuando les coloques tu marrón de turno.

Lo mejor es que no entienden nada. Organizan múltiples congresos o reuniones sobre el tema de cara a la galería, pero de los que nunca salen propuestas concretas. Hablan de recolocar gente allí, cuando el problema no es de personas que quieran vivir en los pueblos, es de medios para que las muchas que querrían puedan hacerlo. Y encima, los puntos fuertes que aún les quedan, por naturaleza o ambiente que no por ellos, los hunden.

Por un lado está la invasión de molinos con la que quieren cargarse reservas de la Biosfera, paisajes idílicos y en definitiva zonas que viven de un paisaje que destrozarían por completo, tanto visualmente como el hábitat en sí y la mínima oportunidad de resucitar en el futuro de los pueblos que se ven afectados. En prácticamente todos los destinos en los que quieren colocar lo que situado ahí es una aberración se han formado Plataformas contrarias, a las que ni han hecho ni por desgracia probablemente harán ni caso.

Por otro está, muy reciente, la planta de compostaje de lodos de depuradoras y fosas sépticas prevista para Reliegos de las Matas, que pone en pie de guerra a los vecinos, con el mismo nulo beneficio para quien lo acoge (esto no son las minas de carbón y centrales términas que sí generaban mucho empleo) y caso hecho a sus directamente perjudicados.

‘El dinero no viene de ellos, esos son cuatro gatos que hoy se les oye, en dos días nadie se acuerda de ellos y que gruñan y protesten lo que quieran’, parece el mensaje. En verdad este último proyecto, con los malos olores y contaminación que denuncian los afectados que provocará, es la mejor metáfora de lo que vivimos. Ser el lugar donde vaya (literalmente) la mierda del resto y el que produzca energía para ellos.Al fin y al cabo, es lo que es esta provincia para Castilla. Su vertedero.