Legio y Gaudí

06/05/2021
 Actualizado a 06/05/2021
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Oviedo. Y Gijón. Zamora. Y Salamanca. A Coruña. Y Vigo. Lugo. Y Ourense. Cáceres. Y Badajoz. Lisboa. Y Oporto. Más de media Península Ibérica formó parte del Reino de León. Un Reino de legionarios, historia, cultura, nobles, monarquía y mucho más.

La historia pertenecía –quién sabe si ahora le pertenece– a León. Y León pertenecía a la historia. Quizás, por eso –y aquí me tomo la licencia y el atrevimiento periodístico con esta afirmación–, los que querían dejar huella en los pergaminos de historia acudían a Legio. A León le gusta Antonio Gaudí .Y a Gaudí le gustaba León. Esta última sentencia la conjugo en pretérito imperfecto porque estoy casi segura de que el arquitecto no estaría muy de acuerdo con la afirmación en tiempo presente.

Ahondando en la obra de la Casa de Botines que el artista consiguió finalizar en tan sólo diez meses, algo casi inalcanzable incluso para estos periodos contemporáneos, encontramos recelo. Recelo e incredulidad de la sociedad leonesa de la época. En algún recorte de periódico de esos tiempos se podía observar a los leoneses con patente desconfianza ante Gaudí y su obra; no acreditaban en la seguridad de una construcción faraónica que se levantó en menos de un año. Una obra que ha sido desde un almacén a un museo, pasando por una residencia particular.

Una de las virtudes de los genios es crear un legado incluso después de fallecidos. Hace algunas décadas se restauró la figura de San Jorge y el dragón situada en la puerta principal de la Casa de Botines. Dentro de esta figura se descubrió un tesoro de un valor incalculable: un tubo de plomo con los planos originales de la Casa de Botines firmados por Gaudí, el listado de trabajadores que participaron en la obra así como recortes de periódicos que mostraban el recelo leonés. Hoy en día el San Jorge de la fachada es una réplica del original y los planos se ubican en algún lugar (o búnker) de alguna institución (o entidad).

Legio es historia. Y ahora (más –o no– que nunca) hay que conocerla y los leoneses reconocerla.
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