25/09/2016
 Actualizado a 18/09/2019
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Coinciden esta semana en la prensa leonesa dos noticias que hablan del diferente presente de dos productos tradicionalmente relacionados entre sí y que juntos son sinónimo de abundancia: la leche y la miel. En la Biblia, cuando Dios libera a los israelitas de su esclavitud en Egipto, les promete llevarles a «una tierra que mana leche y miel» (Éxodo, 3,8) y, en su famoso paso ‘La tierra de Jauja’, que dio origen al cuento popular, el sevillano Lope de Rueda hace decir a Honziguera, uno de los dos bribones que engañan al labrador Mendrugo con fantasías para que comparta su merienda con ellos: "En la tierra de Jauja hay un río de miel y otro de leche, y entre río y río hay una fuente de mantequilla y requesones, y caen en el río de la miel, que no parece sino que están diciendo: "Cómeme, cómeme"… Las noticias de esta semana son los informes de las asociaciones de ganaderos y apicultores leoneses de su estado de salud, que es muy distinto, según parece. Mientras que el número de ganaderos se reduce cada vez más al socaire de unos precios de la leche que ya ni siquiera cubren los gastos de producción, el de los apicultores crece hasta el punto de haber llegado casi a igualarse con el de aquéllos cuando tradicionalmente la apicultura era una actividad menor y normalmente subsidiaria de la agricultura; una actividad que tenía lugar en los ratos libres de los campesinos o que llevaban a cabo personas como los maestros, que, sin tiempo para dedicarse a otras, completaban sus exiguos sueldos con el cuidado de unas colmenas. Según el informe de la Asociación Leonesa de Apicultores, la actividad apícola ha crecido en los últimos años en León hasta alcanzar cifras de consideración mientras que la de los ganaderos de leche denuncia exactamente lo contrario: que cada vez son menos los que se dedican a esa actividad. Alguien dirá que una cosa va por la otra, pero, a poco que se recapacite, se comprenderá que esos dos informes están poniendo el dedo en la llaga de la verdadera situación del campo leonés. Y no es que uno menosprecie el trabajo de la apicultura (al contrario: creció viendo a su padre dedicarle horas y horas y le tiene un cariño especial por eso mismo); es que a nadie se nos escapa que lo que dio riqueza a la provincia leonesa durante décadas junto con el carbón fue la leche, ese producto ahora en declive por causa de la globalización. La miel puede dar dinero y crear trabajo en el campo pero nunca podrá competir con la leche, cuyo consumo es infinitamente mayor. Que los dos productos que simbolizan juntos la abundancia estén invirtiendo su peso en el sector ganadero de la provincia leonesa es, por ello, una prueba más de la decadencia de ese sector y un dato más a la hora de vaticinar el negro futuro que se le avecina. La tierra prometida de León ya no mana leche y miel. La leche sobra y no cubre gastos, por lo que a este paso desaparecerá. Como la minería, como la agricultura, como la propia provincia leonesa, que va camino de convertirse en un desierto.
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