Le doy al tres

06/10/2020
 Actualizado a 06/10/2020
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Suena el teléfono y ya está liada. Desde marzo llevamos sorteando la llamada, pero quién es capaz de levantar la mano y decir que él no la esperaba. Mucha matemática en los contactos personales con el metro en el bolsillo, trenzando gomas en las orejas de una mascarilla FFP2 siempre, las manos resecas de tanto hidroalcohol y alguien llama. ¿Recuerdas la comida del domingo? Pues el dolor de garganta del tío no era resfriado. Qué bien trabaja un palito. Positivo. Y éramos nueve a la mesa, con la mascarilla en el codo, aunque creo que ese apunte me lo podía reservar. Sin síntomas y con los dedos cruzados empieza una odisea que deja claro por qué le ponemos el turbo a la segunda ola. Los primeros pasos caminan a ritmo. Se declara la alarma, cita con los rastreadores y palito boca-nariz resuelto.Mientras: aislamiento y quédese en casa (vale ¿y mi trabajo, dónde está el papelito?). El teléfono del médico se ha convertido en una maquinita resalada que solo quiere hablar sin escuchar. He pedido cita el día antes por internet pero nadie se ha acordado de mi pobre palito con mocos. Pulse cuatro o diga datos para conocer eso, «datos». Pulso cuatro quiero datos…la voz de metal me lee casi toda la ley de protección de datos y después, musiquita y fin. Citas, pulse el 1, musiquita y fin. Pulse tres para coronavirus si tiene síntomas (no tengo), paso al 5. Así hasta 9. Vuelvo al 3 y me arriesgo. Lo siento pero es el único número donde encuentro personas (explico entre la rabia y el lamento a la voz del otro lado). Y de ese lado me entienden, pobres, por eso os he aplaudido cada día a las ocho. Me pasan a otro número, musiquita y siiii, resultados PCR. Negativo, pero con cuarentena y otro palito de narices. Me dicen que no me baje del coche (ese día no tengo) y de mi trabajo nadie se acuerda. Llamada a la médica de nuevo, maquinita, nueve números a escoger…soy un ratón en una rueda, muy cansado ya (eso es un síntoma, le doy al 3).
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