09/05/2017
 Actualizado a 13/09/2019
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Por fin apareció el palabro: ‘Lastimismo’. Y la ha inventado un líder sindical. Un líder sindical de Castilla y León. Es ese sentimiento enfermizo que manifiestan sentir algunos leoneses que añoran un referéndum para confirmar la adhesión a la comunidad autónoma en la que fueron metidos, con nocturnidad y alevosía, allá en el pasado siglo, por las artimañas de un político local de cuyo nombre nadie se quiere acordar.

Parece ser que, unos días antes, los representantes sindicales leoneses de CCOO y UGT, Xosepe Vega y Enrique Reguero, se habían manifestado favor de una consulta al personal para ver cómo respiraba al respecto, pero llegado el día de la reivindicación obrera, el 1 de mayo, sus colegas de la comunidad, sus superiores jerárquicos, Ángel Hernández y Faustino Temprano, tildaron ese empeño de «lastimismo injustificado» desde hace años en León «en parte generado por la clase política».

«Me das lástima» es casi lo peor que te pueden decir, especialmente si sale de la boca de un amigo por lo que supone de reconocimiento de desprecio por parte generalmente de alguien a quien tú tienes en algo por la razón que sea. Porque si te lo dice un desconocido o un enemigo, pues es lógico; pero esos, o no se dirigen a ti o te apuñalan o disparan directamente. Pero dar lástima es otra cosa. Y aún peor es que te digan que te das lástima a ti mismo, porque implica la acusación de idiotez supina, cuando lo habitual es que cada cual se crea un tanto por encima de lo es en realidad y no lo contrario. Ni siquiera los desahuciados se suelen dar lástima a sí mismos. Porque la esperanza es lo último que se pierde. Como el personaje del capítulo 57 de ‘Vicisitudes’ de nuestro LM Díez, que «no tiene salvación, pero no se muere»y que «todo podía venirse abajo sin que él corriera el menor peligro».

‘Dar lástima’ es el mayor fracaso vital que a uno se le ocurre, por lo que supone de reproche inundado. Es como si te dijeran: Al menos ten el valor de desaparecer de la vista de la gente honrada que se mantiene firme y lucha por la vida. Lo asegura este cronista que, como leonés, siente lástima de sí mismo, pero no había caído en la denominación de ese mal que le acucia desde que es consciente de tener uso de razón y decidirse a usar de ella en todo momento. Tal vez le suceda lo que al protagonista del capítulo 15 de ‘Vicisitudes’ que eso sea «la caja de resonancia de un vacío que le llena el alma».
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