Las sombras de los seres de luz

24/12/2020
 Actualizado a 24/12/2020
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Una de las historias más bellas jamás contada es la de las gentes de esta tierra de aquel cercano siglo XX que después de ver cómo calcinaban su tierra hasta no dejar más que dolor, ruina y la más absoluta de las desolaciones tuvieron la inquebrantable fortaleza de tocar las campanas de la hacendera y, en nuestro caso, pusieron en pie una provincia que había sido destrozada y dividida.

Sólo quien lo vio y a quien se lo contaron casa por casa, sin grandes números sino con la suma de pequeñas historias, se pudo asombrar con el cambio que habían logrado, pudo entender cómo habían transformado las sombras en luz, porque ellos fueron los impagables seres de la luz que sacaron a su tierra de la noche. Esta generación que hoy se conecta a Internet no puede entender cuando el molino movía cuatro bombillas, estos agricultores que trabajan el campo con tractores que no necesitan ni conductor no deberían olvidar que son nietos de quien pasaba la noche con la azada en la mano para regar, de quienes se levantaban antes de amanecer para con las primeras luces ponerse a segar a guadaña, de las madres que lavaban en el río incluso rompiendo el hielo para poderlo hacer...

Y así acabaron con las sombras.

Es muy injusto que los que aún mantienen la luz encendida de aquella generosa tropa de seres de luz, los que disfrutaban tranquilos en la plaza del sol de la jubilación, se hayan visto obligados a pasar un año, otro año que sumar a los ya acumulados, perseguidos por las sombras de la incertidumbre y la enfermedad, temerosos de que nuevamente llamara a su puerta un extraño, un enemigo invisible que nadie sabe de dónde viene ni por qué calles camina, ni quién le envía... nada.

Sombras que no apagarán la luz de los seres de luz.
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