"Las satisfacciones superan en mucho al desencanto"

Los ‘Versos en el Hayedo de Busmayor’ regresan el próximo 13 de agosto. Su impulsora, Carmen Busmayor, cuenta cómo creó esta iniciativa que une poesía y naturaleza en El Bierzo

Ángeles Fernangómez
03/08/2022
 Actualizado a 03/08/2022
Carmen Busmayor es la organizadora de la cita cultural ‘Versos en el Hayedo de Busmayor, que se celebra cada agosto. | L.N.C.
Carmen Busmayor es la organizadora de la cita cultural ‘Versos en el Hayedo de Busmayor, que se celebra cada agosto. | L.N.C.
Catorce agostos desde la primera edición de ‘Versos en el Hayedo de Busmayor’, ese lugar mágico de El Bierzo en el que el próximo 13 de agosto, sábado volverán a convocarse poetas, gaiteiros, amantes de la naturaleza y todo el público que desee congregarse alrededor de la ya famosísima Piedra de los poetas. Y todo ello gracias a la iniciativa fructífera que un día tuvo la escritora leonesa y berciana Carmen Busmayor y que supo mantener en el tiempo. Este año, abundando en el proyecto y por generosidad de Carmen y su hermano Fernando, tenemos otra gran noticia y es la donación al Ayuntamiento de una casa familiar que se convertirá pronto en Biblioteca y Casa de Cultura, lo que demuestra que en el lugar más insólito el abrazo entre la cultura y la belleza natural puede estrecharse.

Nada mejor que una conversación directa con la responsable de este hermoso proyecto que sigue cumpliéndose exitosamente año tras año y del que es testigo no solo el ser humano, sino las piedras, el agua, los habitantes del bosque y, en especial, las hayas.

–No suele ser habitual que existan apellidos topónimos del lugar en el que se reside o se ha nacido, lo que hace pensar que Busmayor es una pellido adoptado en honor a tu pueblo.
–Bien, veo que como a mí te gusta ir directa al grano. O sea, la misma girará entre Mary Carmen López López, tal cual firmaba en un principio mis escritos, muestras hay que así lo desvelan, y Carmen Busmayor a partir de 2007 en todo lo escrito hasta hoy. Sin embargo, esto requiere mayor precisión.

En efecto, Busmayor es un apellido adoptado. Dicho cambio es una deuda impagable que yo tengo contraída con Antonio Pereira (para mí Toñín Pereira sigue vivo). ¿Qué cómo aconteció dicho cambio? Comenzaré por señalar que corría el año 1986. Se celebraba en Villafranca la fiesta anual de la poesía. Era junio a lomos de un sábado. En el vetusto Hotel Comercio, lugar en cuya estrechísima curva los autobuses rozaban el morro, se celebraba la habitual cena conunas exquisitecesinolvidables, como eran los buñuelos y unos huevos fritos indescifrables acompañadas por sabrosos vinos bercianos y unas cerezas, ¡qué cerezas!, para morirse. Antonio, atento a los invitados prestaba atención a todos. Y, por supuesto, también a mí. En mi caso, me instó, contundentemente amigable, a que debía cambiar el nombre literario, pues Busmayor era más eufónico, con más gancho que López, y que por si esto no fuese bastante razón, asimismo lo era esta otra a la que él prestaba aún más valía o tirón:“Tú vas a seguir escribiendo”.

–Llevaba razón el gran Antonio Pereira. Y no solo escribiendo, por lo que es obvio preguntarte que cuándo y por qué sentiste el impulso de llevar a cabo en tu pueblo natal, y precisamente en su hermoso hayedo, un recital anual de poesía.
–Lo he sentido y deseado cada vez que acudía a mi lugar originario y vibraba ante tan maravilloso paisaje físico y humano. El marco en el que surgió esta fiesta de la palabra poética en el entorno de una naturaleza que da fe de la belleza en los labios del mundo, no podía ser otro distinto ni mejor a la decisión tomada en un ágape celebrado en un estupendo restaurante rural, hoy desaparecido, en Busmayor. Entre esos amigos que una vez al año solíamos reunirnos para contar nuestras vidas se hallaban los habituales José Ignacio González, María José González, Saúl Garnelo, Tomás Néstor, María Luisa Villalobos y yo misma. Resulta que fechas atrás muy recientes en aquel momento acababa de publicar el sello Calambur en Madrid mi poemario dirigido a escritores suicidas, Historias de la fatal ocasión. Ante la desconocida posibilidad de realizarlo en Busmayor yo me personé ante el señor alcalde, Alfredo de Arriba López. Le comenté que, para ello contaba con un grupo de poetas. La idea le pareció estupenda y acordamos que si hiciese buen tiempo se celebraría en el Hayedo mientras que si llovía se realizaría en la iglesia. El cura también aceptó. En cuanto a la lluvia, en todos estos añostan sólo en uno cayeron dos gotas. No he dicho todavía que en agosto de 2009 se celebraron los I Versos en el Hayedo de Busmayor exitosamente. Los poetas intervinientes fueron Rafael Saravia, Miguel Ángel Curiel, Ester Folgueral, Tomás Néstor, Raquel Lanseros, Fermín López Costero, Manuel Cuenya y yo. Desde entonces cada segundo sábado de agosto se celebran con gran éxito. Las convocatorias afectadas por la pandemia se realizaron online. La decimocuarta edición se realizará ahora, dentro de muy poco, o sea el sábado trece de agosto llama a la puerta. Quedan ya pocos días para realizar la citada número catorce. Advertid, pues, a los lugareños que estén atentos a la puerta.

Es muy difícil hallar patrocinadores, máxime cuando el proyecto lo mueve casi siempre una persona sola. No obstante, en el camino aparece alguna gente procurando sumar Ya existía en mí desde pequeña el impulso. Yo, a pesar de haber abandonado el pueblo con tan solo dos años, pues mis padres emigraron a las minas a Fabero, dado que pensaban que allí podíamos tener un futuro mejor, nunca nos desvinculamos del pueblo. Nuestras vacaciones veraniegas consistían en acudir a Busmayor a ayudar a la familia en la siega (los más pequeños ayudábamos con los vincallos, guardábamos o apacentábamos las vacas y demás y estábamos atentos a la veceiar mientras, comíamos el caldo de berzas en la cazola junto con otros niños, sentados en plena calle o hacíamos collares de papoulas que graciosamente colocábamos en la cornamenta de las vacas…). Algo de todo ello se cuenta en mi último libro Viajes necesarios en el apartado “Mi padre no escribía versos”. El tiempo fue pasando, pero mi familia nunca se desentendió del pueblo lo mismo que Fernando, mi hermano y yo. Ahí está la donación de nuestra casa familiar por vía paterna o de Adolfo López con el fin de que se haga un centro cultural para todo el pueblo. Las obras van lentas, sí, pero van y el papeleo oficial así lo corrobora. Me gustaría, si cabe, reforzar la idea de mi amor por Busmayor, donde nací a la vida, a la a vez que mi amor por Fabero donde nací a la poesía.

–Es evidente que el segundo paso habría de ser el de buscarse patrocinadores, ayudas... ¿Fue fácil?
–Es difícil, muy difícil hallar patrocinadores, máxime cuando el proyecto lo mueve casi todo y casi siempre una persona carente de ayuda, sola. No obstante, en el camino, en ocasiones, aparece alguna gente procurando sumar. Eso es lo que hace Tono desde el comienzo del evento y los dos últimos años Santiago Asenjo, Aurelio García, AbelGómez, Nonila Rodríguez y Manuel Gavela, palafreneros de estrellas todos ellos.

–Busmayor es un pueblo hermosísimo e inmerso en un entorno de ensueño, pero muy pequeño, donde no estarían acostumbrados a que nadie les llegara con estas novedades. Tengo especial interés en que nos cuentes cómo reaccionaron tus paisanos.
– Mi familia era muy conocida en el pueblo, pues, conforme he relatado, íbamos mucho y me imagino que posiblemente alguno pudiera recelar un poco, solo un poco. Sin embargo, estoy segura de que en su conjunto aguardaban un éxito seguro, como así sucedió. Por eso cada año se tornaban más participativos e inquietos. Era muy común entre ellos comentarios así: ¿Qué, este ano de dónde son os poetas? ¿Van a vir en persona ou os vemos natelevisión? Xa rezaremos pra que non chova…

–Una vez conseguidos los apoyos, viene otra parte importante y es la de convencer a poetas que gozaran de tu interés para llevarlos a recitar sabiendo sendas y vericuetos montaña arriba entre arroyuelos y cascadas, hasta llegar a una explanada habitada solo por las hayas y los animales del bosque (hoy creo que ya está poblado también de xanas, meigas, trasgus...). ¿Cómo pusiste en marcha tu poder de seducción para que aceptaran? Porque no solo eso, sino que, para llegar hasta el pueblo, se han de atravesar carreteras estrechas, boscosas y con curvas por las que no resultaría difícil cruzarnos con corzos, raposas y hasta el mismísimo oso.
–Hemos tenido que tirar siempre de los amigos quienes a su vez han tirado de otros suyos, nos llevamos bien. Ellos vienen a Busmayor alguna vez y nosotros bajamos a Ponferrada otras. Además, con frecuencia hablan de nosotros para bien. En cuanto a los estamentos oficiales o instituciones, unos se implican más y otros menos. Ahora bien, desde el comienzo apostaron por esta fiesta de la palabra, fiesta triunfante, tal descubre en ella la presencia de poetas de nombradía como Antonio Gamoneda, Juan Carlos Mestre, Raquel Lanseros, Ana Merino, Antonio Manilla, Javier Lostalé, Miguel A. Curiel o Luis Artigue.

–En la explanada, y custodiada por las hayas, está erguida la Piedra de los poetas con su inscripción visible, semejando a un atril de la naturaleza, algo que ha de hacerte sentir muy orgullosa cada vez que la contemples. A día de hoy, ¿cómo calificarías la trayectoria y cómo anda la balanza entre los dolores de la cabeza y las satisfacciones que te ha dado la coordinación de este evento en el que la naturaleza y la palabra poética se fusionan?
–Las satisfacciones superan con creces el desencanto. Catorce años sin apenas apoyo lo aseveran. La alegría de mis paisanos y muchos otros españoles venidos desde lejos es también mi alegría. La Piedra de los poetas ha alcanzado ya un famoso valor simbólico. Es el beso del mundo, créeme. En torno a ella los colibríes y demás pájaros volanderos elevan su voz hasta rasgar la simetría de la luna. Existen hace ya un tiempo poemas centrados en la Piedra de los poetas. Yo misma hace unos años le dirigí uno. Reproduzco once de los cuarenta y seis versos que lo componen. Se encuentra en mi libro Sílabas de agua y brezo:
‘Aquí esta piedra abarrotada de presencias / que nunca serán fantasmas / creando desasosiego. / Esta piedra aposento ahora que tinta / con su aroma la tarde. Y siempre.
Esta piedra lañadora como el amor de las madres / ungida por el rostro de una luna / que mueve el velamen del alma / hasta deshacer las úlceras de sombra / y lucernas encendidas por los dioses’.

–Es evidente que el pueblo de Busmayor se ha convertido en un Centro de la Poesía y el Arte en la Naturaleza y tú tienes mucho que ver en ello, sabes atraer a personas extraordinarias que aportan mucho a tu proyecto y no solo desde el territorio exclusivo de la palabra, sino también desde el plano tecnológico, hoy tan necesario. ¿Cómo conseguiste esas maravillosas fotos hechas con drones y esos vídeos tan espectaculares que pudimos contemplar recientemente en la presentación en la Casa de León en Madrid?
–Mediante la colaboración desinteresada de amigos expertos que me ofrecieron su ayuda. Gracias a ellos, en versión ‘online’, eso sí, los’ Versos de Busmayor’ ni siquiera durante la pandemia se pararon. Los nombres, como no se trata de repetirlos, baste con decir que se hallan en el grupo ya citado. Seguirán, además, a nuestro lado regalándonos su sabiduría y buen hacer.

–¿Cómo te sientes después de haber hecho méritos más que sobrados como para considerarte una prócer de tu pueblo, alguien que no cabe duda de que dejará.
–Nada de prócer. Sencillamente,peregrina del alba.
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