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Las personas son lo primero

20/08/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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Ignoro si el vicepresidente y ministro del interior Matteo Salvini está casado y tiene hijos. Supongamos que sí y que estos tuvieran que huir de Italia, no en un crucero, sino en un barco de mala muerte, y que pasaran los días sin que nadie tuviera compasión de ellos y que no les dejaran desembarcar en ningún puerto, viviendo en unas condiciones inhumanas, al borde de la desesperación… Esa es la situación que están viviendo cerca de ciento cuarenta seres humanos en el ‘Open arms’ sin que se atisbe una solución.

El caso es que todo el mundo tiene conocimiento del problema, porque es noticia constante en todos los medios de comunicación. Y, sin embargo, todo elmundo se lava las manos o trata de justificar la vergonzosa conducta del político italiano. Es verdad que es insostenible una inmigración sin control y que hay que poner freno a las mafias que la gestionan, y que hay que evitar el efecto llamada, que no se puede hacer demagogia con estos temas. Pero no hacer nada para evitar el sufrimiento de estas personas concretas, de carne y hueso, es algo que clama al cielo.

Sin duda en medio de todo esto existen elevados intereses económicos y políticos. Todos sabemos que las llamadas mafias, que explotan y engañan a estas gentes que vienen buscando en Europa el paraíso o la tierra prometida, tienen en ello un gran negocio. A veces da la impresión de que esos mafiosos explotadores son gentes lejanas y anónimas, pero no debería ser muy difícil identificarlas y frenarlas, pero parece que no hay verdadero interés.

Hay quienes sospechan incluso de las oenegés que dicen estar al servicio de los náufragos como si también obraran por oscuros intereses. No somos quien para juzgarlas, pues no tenemos elementos de juicio, pero todo es cuestión de investigarlas seriamente. Y en cuanto a los intereses políticos de los gobernantes parece claro que algunos quieren ganar puntos, es decir votos, unos con su dureza contra los inmigrantes y otros con el buenismo de la acogida, sacándose la correspondiente foto. Es lo que se llama oportunismo.

Entre tanto hay unos seres humanos que, ya sea huyendo de las guerras o de la miseria, o incluso utilizados por no se sabe quién como una forma lenta pero segura de conquistar Europa y de extender unas creencias, están viviendo una situación angustiosa e inhumana. Y eso no se puede consentir ni un solo instante. El Papa Francisco ha empleado una palabra que describe perfectamente todo esto: vergüenza. Una auténtica vergüenza.
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