Las osas del Alto Sil no tienen sueño

La Fundación Oso Pardo detecta que las hembras con crías de un año no respetan la hibernación ya que gracias al aumento de las temperaturas pueden acceder a la comida

D.Aldonza
01/02/2016
 Actualizado a 13/09/2019
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Los investigadores de la Fundación Oso Pardo (FOP) han detectado que las hembras con crías de un año de edad de la población cantábrica no respetan el periodo de hibernación. Un comportamiento atípico que no se produce en ningún otro hábitat del mundo y que el presidente de este colectivo, Guillermo Palomero, explica en relación al incremento de las temperaturas en los últimos años.

«Son, en general, osas con crías de un año que debido al desgaste que supone amamantarlas durante todo ese periodo toman la decisión de no hibernar y aprovechan para alimentarse y recuperar energía», aclara. Es posible que estos ejemplares no respeten la regla sagrada de los osos ya que al no producirse fuertes nevadas la comida está más accesible.

Y es que la hibernación, que dura alrededor de dos meses desde mediados de enero a la mitad del mes de marzo, es precisamente una capacidad que permite a los osos adaptarse a condiciones climáticas extremadamente frías. Pero la tendencia al alza en los termómetros de la comarca del Bierzo ha repercutido en esta condición excepcional que, desde la FOP insisten, «no se produce en ningún otro país de Asia ni en otras zonas de la península con presencia de oso pardo».

«Si el invierno viene dulce y hay bellotas, castañas y hayucos optan por comer en lugar de hibernar», destaca Palomero, que asegura que pese a ser excepcional este comportamiento no es perjudicial. Según indica, si son los propios animales los que deciden no hibernar es porque les conviene. Además, a su juicio, es una buena manera de mejorar su balance energético tras haber sido madres.

De hecho, desde la Fundación consideran que es «muy posible» que en poco tiempo la población de oso pardo de la zona de los Pirineos se adapte a las condiciones meteorológicas y decida, siguiendo el ejemplo de los osos cantábricos, dejar de hibernar.

El seguimiento de este estudio en el este de la Cordillera Cantábrica se ha hecho a partir de las huellas y rastros, de manera que los investigadores han podido comprobar cómo había animales activos durante todo el invierno. La falta de hibernación que se da en algunas hembras también se ha detectado en varias crías, aunque no así en los machos que continúan respetando el periodo de hibernación.

Por otra parte, la Fundación Oso Pardo destaca que el número de ejemplares de esta especie está creciendo en el Bierzo. «El Alto Sil es un núcleo de reproducción muy potente», afirma Guillermo Palomero que certifica que cada año se incorporan más osos de los que se van.

En esta línea y en paralelo al incremento de ejemplares, se está produciendo una ampliación del hábitat. Un hecho que ha repercutido en que el valle de Ancares recupere la presencia de este mamífero y en que algunos osos hayan llegado ya a las zonas limítrofes con la comunidad gallega e incluso al norte de Zamora.

Según los datos facilitados por el colectivo, en Alto Sil y Ancares detectan todos los años entre cuatro y seis osas reproductoras, mientras que cada hembra da a luz de una a tres crías.

Los buenos datos en cuanto al nivel de reproducción del oso pardo en la comarca del Bierzo se avalan gracias a la alta calidad del hábitat. «En esta zona hay muy buenos bosques de roble y eso ayuda a continuar la especie», destaca el presidente de la fundación al recalcar que los osos siguen una muy buena alimentación.

Y es que en el Bierzo, la tierra en la que crece de todo, los castaños, los robles y las hayas dan tan buenos frutos que hasta los osos prefieren comer antes que dormir.
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