pedro-j.-abajob.jpg

Las listas abiertas

13/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
Discúlpeme que yo también venga a darle la paliza en este espacio que cada lunes nos une a usted y a mí con temas de política, pero la realidad nos dice que en esta temporada y hasta que pasemos por las urnas es lo que toca. No obstante, entiendo su potencial hastío si es de los que no les hace mucha gracia esto de andar con campañas electorales, pedir votos y contar papeletas, y me compadezco de usted por haber tenido que soportar dos comicios en un mes. Y lo que pueda venir si no hay manera de formar gobierno o si se forma y no gobierna.

Nuestro método electoral puede tener muchas ventajas pero también tiene muchos fallos que en cuarenta años hemos sido incapaces de solucionar. Y uno de ellos es el sistema de listas cerradas donde se vota a una candidatura de la que saldrán por orden de aparición y número de votos los concejales o diputados a elegir y donde se supone que el primero va a ser el alcalde, presumiendo también que sea la lista más votada. Conjeturas todo si no hay una mayoría absoluta de esas que andan en peligro de extinción.

Con las listas abiertas, como ocurre en los pequeños municipios donde se elige de manera directa a los candidatos, nos evitaríamos un problema que por lo menos a mí –y estoy convencido de que a usted le ocurre parecido– me surge en todas las citas electorales. Y no es otro que tener que votar una lista donde hay uno, dos o tres que directamente no soporto, que considero indignos de ser concejales o que al menos me queda el consuelo de saber que van atrás y no van a salir elegidos. Y si van en puesto de salida y salen, se quedarán en la oposición.

Ya sé que sería un rollo contar los votos con un sistema de listas abiertas, sobre todo en los ayuntamientos con más electores y, en consecuencia, más concejales a elegir. Pero está claro que en pleno 2019 nos sobran medios tecnológicos para hacerlo y poder votar al uno, cinco, seis, nueve y doce de una candidatura, al uno, tres, siete, quince y veinte de otra, al veinticinco de una tercera y así hasta completar –o no– el número de concejales determinado. Habría muchas sorpresas y unas corporaciones municipales medianamente decentes.
Lo más leído