Las dos visitas de Lorca a León

Hoy se cumplen 85 años de la presencia de García Lorca en León. Él y su pequeño grupo recalaron en León el 30 y el 31 de octubre. Pocos días antes, el 27, había caído el gobierno liberal de Romanones

Roberto Escudero
12/08/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Federico García Lorca estuvo en León hace 85 años. | L.N.C.
Federico García Lorca estuvo en León hace 85 años. | L.N.C.
Lorca visitó León en dos ocasiones. La primera durante la excursión formativa que realizó entre el 15 de octubre y el 8 de noviembre de 1916 con su profesor Martín Domínguez Berrueta y otros cuatro alumnos aventajados del primer curso de Teoría de la Literatura y las Artes de la Universidad de Granada. Son los días centrales de la Primera Guerra Mundial. La neutralidad de España abre un enorme mercado de materias primas y suministros para todos los contendientes, pero el consiguiente desabastecimiento interno genera el alza de los precios y una creciente conflictividad social.

Hoy viaje, que se conoce como ‘Excursión Berrueta’, recorrió distintas ciudades de Andalucía, Castilla y León y Galicia. De aquel periplo literario surgiría ‘Impresiones y Paisajes’, publicación no venal patrocinada por su padre de la que apenas se encuentran ejemplares.

El pequeño grupo recaló en León el 30 y el 31 de octubre. Pocos días antes, el 27, había caído el gobierno liberal de Romanones.

D. Clodoaldo Velasco, magistral de la Catedral, ejerció de guía en su recorrido por la ciudad y se incorporó al grupo Mariano Domínguez Berrueta, hermano del director de la expedición, a cuya memoria está dedicada la calle que une la plaza Mayor con la de la Regla.

El segundo viaje lo realizó en 1933 como codirector de La Barraca, un grupo de voluntarios universitarios que, con el patrocinio de Ministerio de Instrucción Pública, recorría la Península representando obras de teatro.

La situación política de España era caótica por las tensiones sociales y las dificultades económicas. En junio, Azaña había vuelto a formar gobierno pero el nuevo gabinete se verá obligado a dimitir el 8 de septiembre de ese mismo año. En ese periodo, el ayuntamiento de León está regido por el alcalde Fernando Sánchez Fernández-Chicarro.

Lorca tiene entonces 35 años y es ya un autor de renombre. En marzo se había estrenado ‘Bodas de Sangre’ y pocos días antes de su llegada a León –el 29 de julio– la compañía de Lola Membrives la había representado en Buenos Aires con una gran acogida popular.

El sábado 12 de agosto, La Barraca ofreció en el escenario del viejo teatro municipal ‘La tierra de Alvargonzález’ de Antonio Machado.

De aquella jornada nos han quedado los testimonios de tres testigos presenciales. El de Luis Sáenz de la Calzada, que le acompañó en el periplo teatral de La Barraca por España; el del joven Victoriano Crémer, que asistió a la representación; y el del periodista Francisco Pérez Herrero que le entrevistó para el desaparecido periódico político literario La Mañana.

Pasada la hora del almuerzo, el periodista y el poeta se encontraron a la salida del hotel París. Bajaron por la calle Ancha y entraronen el Café Victoria. Allí, medio encaramados en los «jirafados carretes de los asientos estilo americano», transcurrió la entrevista mientras tomaban café.

Reproduzco partes significativas de la entrevista:
«Lorca está crecido. Se siente parte esencial de la generación del 27, uno de los movimientos literarios más pujantes de la época.
-El grupo de poetas jóvenes de España integrado por Alberti, Aleixandre, Jorge Guillén, Altolaguirre, etc., es muy grande –proclama–muy grande. Su obra interesa hoy en todo el mundo y es codiciada como algo extraordinario. A mi juicio es sin duda, sin duda, créanme la mejor del mundo y su influencia tan solemne y grande como el romanticismo francés...
Imparte doctrina:
El artista, –le dice a Pérez Herrero– y particularmente el poeta, es siempre anarquista, sin que sepa escuchar otras voces que las que afluyen dentro de sí mismos, tres fuertes voces: «la voz de la muerte, con todos sus presagios; la voz del amor y la voz del arte».
Son los grandes temas de Lorca, las claves de su creación poética.
El joven escritor desea provocar. Se cree obligado a ser implacable con quienes considera fuera de las corrientes innovadoras que él mismo encarna.

Sobre Valle Inclán se muestra cruel: salvo ‘Los Esperpentos’, - postula -eso sí, maravilloso y genial, todo lo demás de su obra es malísimo… Con Azorín es lacerante. …Es pobre, muy pobre. Viniendo ayer por tierra de Campos me convencí de que toda la prosa de Azorín no encierra un puñado de esa tierra única. ¡Qué gran diferencia entre la Castilla de Azorín y la de Machado y Unamuno! … ¡Que diferencia!
- ¿Qué opina usted, - inquiere el periodista - en general, del actual teatro español?
- Que es un teatro de y para puercos. Así, un teatro hecho por puercos y para puercos.
El periodista se siente – así lo recoge la entrevista - amedrentado por la dureza de las respuestas, lo sangrante de ellas, y se apresura a cambiar de tema.
- ¿Conocía ya León?
- Sí. El año 18 (sic) estuve aquí con mi profesor y entonces vi todo el León viejo, el León que más me gustó. Hoy lo encuentroalgo estropeado dentro de su progreso. Sus reformas no las ha presidido un criterio estrictamente artístico.
- ¿Y qué nos dice de nuestra catedral?
- El silencio es la mejor respuesta. Una sola palabra no haría otra cosa que profanar la grandeza de su luz, su poesía, la grandeza de sus muros acristalados y sus bóvedas. Esta mañana me la pasé toda en ella, sentado en una silla baja, como una beata visionaria, bañándome en el fervoroso anhelo que es toda ella. Por eso no pude fijarme en el detalle, absorbido todo yo como estaba por su sublimidad.
Se despiden. Lorca cruza la plaza de San Marcelo y se dirige al ensayo.

Días después, Lorca recibió la invitación de Lola Membrives y su marido para viajar a Buenos Aires a donde llegó el 13 de octubre del 33. Allí, consiguió triunfar profesionalmente y, gracias a ello, la independencia económica.

Durante los seis meses que permaneció en Argentina, ‘Bodas de Sangre’ se representó más de ciento cincuenta veces. Es la apoteosis de su carrera. Sin embargo, pasado ese tiempo, Lorca eligió retornar a aquella España que caminaba hacia el abismo. Faltaban dos años para su definitivo encuentro con la muerte en el camino de Viznar bajo la luna creciente.
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