Las dos vías y Emiliano Alonso Pelegrín

Por José Javier Carrasco

31/03/2021
 Actualizado a 31/03/2021
Emiliano Alonso Pelegrín.
Emiliano Alonso Pelegrín.
Las dos imágenes deben corresponder a la misma persona. Coincide el nombre, Emiliano Alonso Pelegrín, ambos estudiaron Derecho en la Universidad de León. Pero la fotografía del autor  del libro ‘El taxidermista y otros relatos’, de 1982, y la que aparece ahora cuarenta y siete años después en una página web con una breve reseña como autor de otro libro, ‘El lobby en la Unión Europea’, un abogado afincado en Bruselas, cuyo despacho Alonso&Asociados asesora a empresas, asociaciones y administraciones de los cinco continentes sobre regulación internacional, nada tienen que ver. El tiempo se ha llevado parte del cabello, han desaparecido el bigote y las gafas. La mirada es distinta, aunque en ambas  apunta una misma melancólica ironía. ¿Cómo encajar ambas figuras en apariencia antagónicas, una la de un escritor novel de un libro de relatos editado por la Imprenta Moderna, con prólogo de Victoriano Crémer, y la otra, la de un pragmático especialista en derecho? El libro de relatos se puede consultar en la biblioteca pública y en la del IES de Padre Isla, uno más entre otros 26.534 títulos. Algunas librerías  disponen en su catálogo de algún ejemplar: la librería Crapze de Badalona, Busca libre, Librería Cajón de Sastre, Librería Pastor, Ale Book.com... El ejemplar que consulto –tengo otro que duerme en alguna caja del sótano de mi casa– lo conseguí en la librería Pariente, en la última feria de libro de ocasión en la Plaza de San Marcelo por 7 euros. El libro está ilustrado por Eugenia Navajo. En la portada, color café con leche, recortado contra una puerta, asoma un jabalí, alzado sobre sus dos patas traseras, que  proyecta contra la pared de un cuarto de baldosas, blancas y negras, como en un tablero vacío de ajedrez, su inquietante sombra erizada de cerdas, y que quizá quiere representar la irrupción, en ocasiones con un desenlace fatal, de lo imprevisto en nuestras vidas. Ese dibujo es la seña del identidad de ese libro como objeto, algo que le da una personalidad propia, inconfundible. En él se reúnen una serie de relatos teñidos por la misma melancolía que asoma en la mirada del autor, en los que la luz trémula de una fantasía desolada se refleja sobre unas criaturas que sueñan con otra vida, con una felicidad que escapa de  sus dedos como un puñado de arena en un intento vano de apresarla. Emiliano Alonso Pelegrín nos observa desde dos momentos distintos en el curso de su trayectoria humana, como literato primerizo e inseguro y como asentado y solvente asesor legal, mientras debe esperar que  las  dos vías que discurren en paralelo en su vida, la de la ficción y el Derecho, confluyan algún día en un mismo punto, en un horizonte liberador, sin pesadillas: «Recorrió  con su mirada cada rincón de aquella estancia invadido por una tristeza de toda una vida. Comprendió que todo estaba acabado, y esa misma noche tomó rumbo a las estrellas».
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