Las decisiones que aplazamos más allá de los 30

Los millennials, la generación de entre 30 y 40 años, se han topado con estas dos crisis en puntos clave de su desarrollo

L.N.C.
02/11/2020
 Actualizado a 02/11/2020
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El mundo parece moverse cada vez más rápido y el contexto socioeconómico ha cambiado vertiginosamente en las últimas décadas. La muestra más reciente de ello son las dos grandes crisis económicas del siglo XXI, la recesión del 2008 y la complicada situación sociosanitaria que estamos viviendo en 2020, como resultado de la pandemia por Covid-19. Los millennials, la generación de entre 30 y 40 años, se han topado con estas dos crisis en puntos clave de su desarrollo. Se han visto obligados a postergar aspectos tan esenciales como la entrada en el mundo laboral o el acceso a la vivienda y con ello, las decisiones familiares.

La seguridad y la estabilidad económica y social que han conocido generaciones anteriores se ve hoy en día como una utopía, frente a una realidad completamente distinta. El umbral etario se acerca e incluso traspasa la treintena a la hora de tomar las principales decisiones vitales. Los 30 parecen ser los nuevos 20.

Familia: hijos y matrimonio

Hace unas pocas décadas, las principales aspiraciones de un veinteañero promedio eran tener un trabajo estable, casarse y formar una familia. Sin embargo, hoy las cosas son muy diferentes. La decisión a la hora de contraer matrimonio es mucho más flexible y premeditada. Así lo muestra el Instituto Nacional de Estadística que indica que en el 2019 la cifra disminuyó en 1,2 % respecto al año anterior. No es de extrañar que una vez que finalice el 2020, con todo lo que ha traído, los números sigan bajando.

Otro dato publicado por el mismo organismo y que llama la atención es la edad media del primer matrimonio, que se mantiene al alza con 38,7 años para los hombres y 35,9 años en las mujeres. Para aportar un poco de perspectiva, hace solo una década estas edades eran de 33,1 y 30,9 años respectivamente.

Asimismo, la decisión de las mujeres por convertirse en madres también se ha pospuesto. Mientras que a principios del 2000 la maternidad llegaba cerca de los 29 años, hoy alcanza ya los 31.

Las razones de este nuevo escenario sociodemográfico son muchas, pero sin duda los cambios en la economía y el entorno social han supuesto factores determinantes. La precariedad y la falta de oportunidades laborales conllevaque los jóvenes estudiantes opten por permanecer en el sistema educativo más tiempo.

En el caso de las mujeres, el avance en materia de igualdad en la esfera pública disminuye las barreras de acceso al mundo laboral y a los puestos de responsabilidad. De este modo, la dificultad a la hora de conciliar sin renunciar a la carrera profesional atrasa la decisión de ser madre.

Además, hombres y mujeres buscan estabilidad económica antes de embarcarse en el matrimonio o de ampliar la familia. Sin embargo, con un acceso al mundo laboral que se hace más complicado día a día, las previsiones mantienen las tendencias actuales.

Adquisición de una vivienda

Comprar la primera casa es otra de esas decisiones que parecen haberse postergado para después de los 30. Los precios del parque inmobiliario y el salario medio en nuestro país hacen que el acceso a la vivienda se vuelva cada vez más difícil.

Hacer el cambio de inquilino a propietario no solo implica el desembolso inicial y las cuotas posteriores, sino que trae consigo nuevas obligaciones financieras. Pagos de impuestos como el IBI, servicios, mantenimiento y reparaciones son un ejemplo de los gastos que hay que afrontar si se adquiere un inmueble.

Un punto clave que hay que tener en cuenta es la financiación de la vivienda. El importe del préstamo obtenido y el coste de la hipoteca varía en función de factores como el plazo o el tipo de interés sobre el dinero prestado. Esto genera incertidumbre, por lo que calcular las cuotas de la hipoteca con anticipación es vital para poder hacer estimaciones y planificar el presupuesto.

Ser un adulto independiente y solvente no siempre es sencillo en los tiempos que corren. Las situaciones de incertidumbre, de precariedad, el cambio de valores y las nuevas formas de relacionarnos retrasan las decisiones de vida de los jóvenes.
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