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Las cuentas de las cuentas

16/01/2019
 Actualizado a 14/09/2019
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Cada día me fascinan más los giros lingüísticos y argumentales que desprenden cientos de políticos para defender lo que le mandan en el partido y atacar los del contrario (no los de su propia formación, que en esta época de cuchillos sigilosos cualquiera sabe...). Llevamos una semana en la que hasta el concejal del pueblo más alejado de Madrid ha opinado ya sobre los presupuestos generales del Estado, porque sea del partido que sea cualquiera puede entender lo que supone esos euros que llegarán en forma de proyectos o que quizá nunca sean ejecutados, como ocurre cada ejercicio, sea el color que sea el que gobierne. Es por esto que me sorprende cómo se puede decir ahora que los presupuestos humillan a León aunque sean casi una continuación de los de 2018 (apenas hay iniciativas nuevas para la provincia) pero solo hace medio año eran razonablemente buenos (y un 20 %más bajos para la provincia que este 2019).

Esto, obviamente, cambia si se analizan las altisonantes manifestaciones de los líderes de la entonces oposición, ahora ejecutores de estas cuentas. Porque todo cambia según cuente lo que cuenta, porque a juegos de palabras no les gana nadie por más que intente contar lo que ellos cuentan.

Quizá si nos fijáramos más en lo que cumplen de lo presupuestado y no lo que prometen podríamos perfectamente tener una idea clara de quién es más eficiente y, sobre todo, quién es más de fiar. Esto lo tendríamos que aplicar a ayuntamientos, comunidades autónomas y, por supuesto, gobiernos centrales, para demostrarnos a nosotros mismos que no merecerían tanta atención si no fuera porque gestionan el bien público, algo que más de una y de dos veces olvidan con ahínco. Pero claro, siempre quedará muy bonito apelar al sentimiento patriótico o regional para que olvidemos que la valentía de reclamar ante los propios debería ser obligatoria.
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