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Las corridas del presidente

12/04/2017
 Actualizado a 07/09/2019
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Corridas me han tocado ya unas cuantas», suelta Majo, y cuando se da cuenta de las risas del personal, matiza. «Que digo que corridas, pre-si-di-das, llevo ya muchas». Era la respuesta del presidente a la ‘chapa’ que minutos antes le echó el portavoz de los diputados socialistas, que este miércoles se salió por la tangente y en el pleno extraordinario para aprobar los planes provinciales se dedicó a hacer un repasito a los olvidos del Gobierno con la provincia leonesa en los Presupuestos Generales del Estado. «Como ahora va a tener mando en la plaza, señor presidente...», le espetó Pellitero a Majo, quizá su peculiar felicitación ahora que el jefe de la Diputación tiene todos los papeles para hacerse también con las riendas del PP de León.

Corridas y toros aparte, la sesión extraordinaria de este miércoles vino a confirmar algunas costumbres que se han hecho fijas en el Palacio de los Guzmanes, como la de esos diputados provinciales que –dos años después– siguen leyendo (y con qué poco entusiasmo) todas y cada una de sus intervenciones. Y uno se pregunta: aunque les den escrito lo que tienen que decir, palabra por palabra, ¿tanto les costaría memorizar cuatro frases y soltarlas como si de verdad se creyeran lo que están defendiendo? Desde la bancada de la prensa suele haber apuestas de en qué momento el diputado de En Común se va a echar a llorar mientras lee las parrafadas que lleva preparadas. También hay cachondeo entre los plumillas con si será Flecha (IU) o será el diputado de Ciudadanos (Juan Carlos Fernández) quien acumule más papeles y los lea con más parsimonia...

Pero el pleno sólo duró tres cuartos de hora y la fiesta plenaria estuvo tranquila. En ello tuvo mucho que ver la intervención de Pedro Muñoz, que por una vez no sacó a relucir los petroglifos de su comarca, ni reclamó a las bravas la cruz de Santiago de Peñalba que exhibe el Museo de León, ni se dirigió sin respeto a ninguno de los compañeros de la Corporación. Al diputado de CB alguien tendría que recordarle que tras su periplo por cinco grupos políticos –antes Partido Regionalista del Bierzo, luego casi PSOE (se frustró la cosa), después UPL, también PP, hoy Coalición del Bierzo– ya debería haber tenido tiempo para darse cuenta de que reivindicar poco tiene que ver con agredir, ni con ofender, y mucho menos con gritar. Los argumentos, mejor en calma, convencen mejor.

Para cerrar la sesión, el más veterano de los diputados de ‘la Casa’, Matías Llorente, preguntó por una factura de San Isidro y ya de paso quiso saber cuál ha sido el coste total de la controvertida línea eléctrica en los últimos ocho años. «Está costando tanto como un plan provincial», lamentó. Y el presidente –que ayer estaba de buenas y sí intervino– le hizo una estimación de entre 11 y 12 millones de euros, aunque advirtió de la dificultad de que los funcionarios tengan que coger la calculadora y ponerse a sumar facturas. «Todo se puede hacer», interrumpió el interventor. «Si te empeñas –aquí Castañón hubiera dicho ‘don Matías’–, baja y se busca», le dijo Majo a Llorente, como rindiéndose al ‘diputado-jardinero’ del Palacio, el único que provoca sudores en el equipo de gobierno.

Y en estas, con las vacaciones al caer, se levantó la sesión. El miércoles 26, más.
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