Las cascadas del río Faro

El arroyo del Faro, afluente del Curueño, desciende vertiginosamente formando hermosas cascadas

Vicente García
11/08/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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El límite en el valle del Curueño entre las provincias asturiana y leonesa se encuentra en el Puerto de Vegarada. Desde allí el río desciende hasta las localidades del Ayuntamiento de Valdelugueros y los valles con cabeceras en las cumbres limítrofes. Entre ellos se encuentra el valle que desciende desde los picos Huevo y Faro, mencionados en una ruta anterior, con descensos muy pronunciados que en muchas ocasiones tienen que caer en vertical o en muy fuerte pendiente formando hermosas y frescas cascadas muy agradables en la época calurosa del verano. Sin embargo, la frescura de sus aguas hace necesario pensárselo mucho antes de tomar un baño en ellas.

Es de recalcar la buena señalización de la ruta, lo que hay que agradecer al Ayuntamiento y, además, el cartel situado en la primera cascada señalando las características más importantes de la ruta, que se incluye en esta ruta como alternativa al mapa.

Se trata de una ruta muy sencilla que pueden realizar niños, aunque conviene tener cuidado en algunas de las cascadas en las que hay que aproximarse al vacío para poder contemplarlas.

Desarrollo de la ruta

Comienza esta ruta en la localidad de Redipuertas, donde nada más iniciarse, se encuentra la cascada de El Saltón, situada casi en el mismo pueblo. Más tarde se cruza el Puente de la Capilla, dejándola a la derecha entre arbolado cerca del Corral de Concejo, lugar de reunión vecinal en otras épocas para tomar decisiones importantes para la comunidad, iniciar hacenderas y guardar el ganado prendado en las fincas de la zona.

Tras pasar estos primeras hitos se continúa por una pista en ascenso y tras un kilómetro y medio se llega a la segunda cascada, de las Baubas, que se ve de lejos y a la que se puede acceder por una senda, volviendo de nuevo a la pista tras haberla visto. A continuación, se pasa por la cascada de la Mayaduela. Volviendo a la pista se sigue hasta llegar a la desembocadura del Reguero Candano que se puede ascender hasta ver una hermosa cascada, las quemadas, una de las más amplias y espectaculares. Luego se puede volver a la pista o subir al camino que va a la parte superior de la cascada no sin dificultad, por una zona de pedregales, tierra y escobas bastante desagradable, pero corta. El camino, que parte de la pista, llega a la parte superior de la cascada y a unas praderas donde se puede descansar un poco para bajar por otro sendero que va a la majada de Tala, antiguo redil, hoy caseta de piedra para atender el ganado desde donde se avistan otras cascadas más difíciles de contemplar: de la Fuente y la de la Majada de Tala, para llegar más tarde a las praderas de la Rubayona, un circo glaciar desde donde se contemplan perfectamente los picos Faro, Huevo, Quemadas y Mediodía, así como la Portillina del Faro, una umplia hendidura en la roca caliza.Una vez cruzado el arroyo se encuentra la cascada de la Requejada, un poco más pequeña que las anteriores, pues no está en el cauce principal, y si se adentra uno más en el arroyo, se llega a otro antiguo redil, la Majada de Sidorón. El entorno es espectacular y en momentos en los que el calor del verano aprieta corre el frescor del agua que cae de las cascadas, que invitan al baño, aunque el agua es muy fría y hay que pensárselo dos veces antes de entrar en ella.El regreso se realiza por el mismo, teniendo la visión de las montañas de la zona de la Cuerna, con el pico Cuerna a la izquierda y el Cerulleda de frente.CaracterísticasZona geográfica. Montaña central leonesa.
Entorno. Valle con praderas, roca y matorral.
Tipo de ruta. Pista, senda y vegas.
Inicio / fin. Redipuertas.
Distancia aproximada. Aproximadamente 8 kilómetros.
Tiempo aproximado.Entre dos y cuatro horas.
Desnivel. 300 metros.
Dificultad. Baja. 
Observaciones. Una ruta fresca para el verano de la montaña, interesante en invierno para raquetas y espectacular en primavera con las cascadas a tope.
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